Un mundo mejor es posible

 

ROBERTA LAJOUS*

 


 

Historia mínima de las relaciones multilaterales de México.
Claude Heller.
México,
El Colegio de México,
2021, 305 pp.

 

La colección “Historias Mínimas” de El Colegio de México se enriquece con un nuevo título, indispensable para los cursos sobre organismos internacionales, lectura obligada para aspirantes y miembros del Servicio Exterior Mexicano, y referencia para aquellos que desean conocer o participar en la formulación de la política exterior de México. Las relaciones multilaterales de México, de Claude Heller, analiza la trayectoria de la diplomacia mexicana en la Organización de las Naciones Unidas (onu). Con una pluma elegante, el autor se apoya en una amplia investigación bibliográfica y también echa mano del oficio adquirido durante casi 40 años en los que convivió con figuras reconocidas de la diplomacia mexicana, como Alfonso García Robles, Jorge Castañeda Álvarez de la Rosa, Rafael de la Colina, Manuel Tello Macías, Antonio González de León, Sergio González Gálvez, Antonio de Icaza, Bernardo Sepúlveda, Rosario Green, Olga Pellicer, Miguel Marín Bosch, Carmen Moreno Toscano, Andrés Rozental, Jorge Montaño, Jorge G. Castañeda y Juan Manuel Gómez Robledo, entre otros. Queda pendiente la tarea de analizar la aportación intelectual de cada uno de ellos —incluida la del propio Heller— al diseño de una faceta de la política exterior que ha sido motivo de orgullo para México.

Heller destacó como estudiante de la licenciatura en Relaciones Internacionales en El Colegio de México y durante su posgrado en Ginebra. Después de ejercer la docencia y la investigación académica, que nunca ha abandonado, en 1979 ingresó al Servicio Exterior Mexicano, donde alcanzó el reconocimiento de embajador eminente. Además de haber sido titular de importantes embajadas, como las de Austria, Cuba, Francia, Japón y Suiza, también lo fue de las representaciones de México ante la onu en Viena y en Nueva York, esta última durante la participación de México en el Consejo de Seguridad en el bienio 2009-2010. Fue representante permanente ante la Organización de los Estados Americanos (oea), lo cual le facilitó completar en la obra que aquí se reseña un capítulo sobre las relaciones interamericanas, sazonado por su participación en la labor diplomática del Grupo Contadora para buscar la paz en América Central. A lo largo de su trayectoria, el embajador Heller desarrolló conocimiento sobre el sensible tema de los derechos humanos, lo que le valió su elección al Comité de la onu contra la Tortura en 2016, donde hoy sirve.

En esta Historia mínima de las relaciones multilaterales de México, Claude Heller explica que la geografía, la historia y la tradición jurídica son los factores que determinaron la construcción de una visión internacional de México. A diferencia de la mayoría de los países que ocupan la diplomacia para defender sus fronteras en un teatro regional con varios actores, el nuestro tuvo, casi desde su nacimiento, un vecino omnipresente que amenazó su supervivencia en 1848, y después una invasión francesa que se prolongó de 1862 hasta 1867. Una vez alcanzada la estabilidad política durante el Porfiriato, surgió una activa política interamericana frente a la amenaza europea, en su fase más acelerada de expansión imperial previa a la Primera Guerra Mundial. A lo largo de esa experiencia, tomó forma el afán por avanzar en la codificación de normas para proteger al débil frente al fuerte y por buscar una gobernanza regional más equilibrada y justa mediante el derecho internacional. Con esa experiencia en mano, desde la fundación de la onu México ha estado a la vanguardia jurídica mundial sobre la prohibición del uso de las armas nucleares, el derecho de mar, los derechos de la mujer, la migración ordenada, el combate a las drogas y a las armas convencionales, y la cooperación para el desarrollo.

Sobre la contribución de México al mantenimiento de la paz y el desarme, Heller desmenuza, por primera vez, esa vertiente de la política exterior de México que, conducida por un puñado de diplomáticos, ha merecido reconocimiento mundial. El texto revela las aportaciones que llevaron al embajador Alfonso García Robles a recibir el premio Nobel de la Paz, junto con Alva Myrdal, con base en la trayectoria de México y Suecia en el desarme y en la restricción del uso de las armas nucleares. México hizo una aportación a la paz mundial mediante el Tratado de Tlatelolco de 1967, que logró la desnuclearización de América Latina y el Caribe y que, posteriormente, fue replicado en Oceanía, el Sureste de Asia, África y Asia Central. Heller no omite el debate interno entre diplomáticos y políticos sobre la ausencia de México en el Consejo de Seguridad durante décadas, así como la reciente y todavía deficitaria participación de México en las Operaciones para el Mantenimiento de la Paz de la onu.

Heller aporta un cuidadoso relato de la atropellada inclusión de la agenda de derechos humanos en la política exterior de México, hasta su reconocimiento como principio constitucional, lo cual sucedió una vez que fue alcanzada la alternancia política en el año 2000. Aborda la tensión en el interior del sistema político mexicano entre los compromisos vinculantes adquiridos por el Estado y las deficiencias estructurales para satisfacer la evaluación de diversos órganos de la onu y de la oea. También analiza el dilema, cuando se trata de pronunciarse sobre otros países en diversos foros, entre cumplir con el principio constitucional de no intervención en los asuntos internos de los Estados y con el de promover, de acuerdo con otro principio, la observancia universal a los derechos humanos y la democracia.

Nuestro país ha sido líder en la cooperación para el desarrollo antes y después de que la economía mexicana se abriera al mundo con el ingreso al Acuerdo General de Preferencias Comerciales (gatt, por sus siglas en inglés) en 1986, pero con un enfoque diferente. A partir de la promoción de la Carta de los Derechos y Deberes de los Estados en 1972, México encabezó el quijotesco propósito de regular la economía mundial para favorecer a los países en desarrollo. Posteriormente, como anfitrión de la cumbre que alcanzó el Consenso de Monterrey en 2002, México impulsó una visión novedosa al reconocer que el crecimiento y el desarrollo son resultado de la buena gobernanza, la estabilidad política, la disciplina fiscal, la transparencia y el combate a la corrupción. Conforme el Consenso de Monterrey, Estados Unidos y la Unión Europea se comprometieron a aumentar sus aportaciones a la asistencia oficial para el desarrollo (aod) en proporciones tales que está pendiente evaluar si ya se han cumplido. En 2015, se inició una nueva etapa en la que todos los países se comprometieron con la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, cuyo cumplimiento se dificulta con las secuelas de la pandemia ocasionada por la covid en 2020. Otros temas que reciben especial atención por parte de Heller son la migración, el cambio climático y las drogas, en los que México ha tenido importantes iniciativas.

Para beneficio de actuales y futuras generaciones, Heller ha revelado en esta obra el contenido del Santo Grial del Servicio Exterior Mexicano para ponerlo al alcance del público y, espero, para someterlo a debate, a fin de ampliar la base democrática que requiere una política exterior vigorosa. La lectura de este libro estimula la imaginación sobre el papel constructivo que debe asumir nuestra diplomacia multilateral en el futuro inmediato. Si la comunidad internacional no es capaz de alcanzar acuerdos para atajar las pandemias y el cambio climático, la supervivencia futura del planeta está en juego. Nunca ha sido más urgente una gobernanza mundial efectiva a través de las instituciones del sistema de la onu, porque simplemente no hay uno mejor. Hago votos por que esta oportuna publicación sirva para promover un debate sobre la agenda multilateral a fin de fortalecer la contribución de México y así alcanzar un mundo mejor.◊

 


 

* Es licenciada en Relaciones Internacionales por El Colegio de México y maestra en Estudios Latinoamericanos. Cursó estudios de doctorado en Ciencias Políticas en la Universidad de Stanford, California. Ingresó al Servicio Exterior Mexicano en 1979. Es autora de la Historia mínima de las relaciones exteriores de México (1821-2000) (El Colegio de México, 2012) y de La política exterior del porfiriato (1876-1911), tomo IV de la colección “México y el mundo. Historia de sus relaciones exteriores” (El Colegio de México, 2010).