Sobre las ilustraciones | Número 23

PATRICIA MENDOZA

 


 

Quisiera poder escribir como Alejandro Santiago pinta, sin reposo. Al imaginarlo en sus momentos de creación, lo veo enfrentándolos compulsivamente, como un torrente demencial que recorre sus raíces, sus paisajes, sus infiernos, que levanta fibras, ángulos, brujas, máscaras y, en un gesto de desesperada expresión, satura las superficies a las que se enfrenta en un acto de sexualidad plena. Todo resumido en ese instante que es eternidad. Después, el vacío; más tarde, la búsqueda, aquella que lo llevará a estructurar su propio código y a construirse a sí mismo. Allá radica la desesperación de la obra de Alejandro Santiago: crear es ser, es remontar la oscuridad.

En él, las palabras de Schopenhauer adquieren todo su sentido; el artista es un canal de expresión, un poseído por el deseo de llegar a la forma, a la representación de la idea. Alejandro Santiago es un cultivador del caos, y así, en esta continua sospecha de sí mismo, se mantiene en un movimiento constante, en un desequilibrio acariciado que es a la vez canto a la sensualidad y presencia de la muerte.

Siempre hay en lo primigenio, en lo primordial, un dejo de catástrofe, una presencia dionisiaca y apocalíptica. Alejandro Santiago tiene el tremendo valor de anteponer la pasión a la belleza en una tierra donde el esteticismo es un valor milenario.

 


 

Otros Diálogos agradece a la Galería Quetzalli la amable cesión de las imágenes Sin título (40), Sin título (42), En el paisaje, Sin título (negro-rosa), Sin título (café-morado), Sin título (café-morado-amarillo), Sin título (288), Sin título (296), Sin título (297), Sin título (303), Sin título (313), Amate II, Sin título (368) y Sin título (369) de la obra de Alejandro Santiago, así como el texto de presentación de Patricia Mendoza.

 Un agradecimiento muy cumplido le externa también Otros Diálogos a la Galería Inverarte por la cesión de las imágenes Caras, Niños jugando, Noche mexicana con estrellas, Sin título (2006), Ritmo en el corazón, Sin título 1 (2009), Sin título (1996), Sin título (2000), Sin título (2002), Sin título (2004), Sin título (2005) y Sinfonías.

Por último, participamos nuestra gratitud más sincera a Lucio Santiago, en nombre de la familia del pintor, por la generosidad de haber otorgado su permiso para la reproducción digital de sus obras.