–AURELIA CORTÉS PEYRON*–

No logro escribir el poema cuadrado

que antes de dormir aparece tan tangible,

sus muros como los del patio

de la escuela,

el poema que se teje como bufanda

en un territorio delimitado

pero infinito,

el poema cuadrado que es

redondo por el fluir de esquinas,

cíclico como tocar

una escala,

el poema que es una alberca vacía

en la que cabe todo, porque hay tiempo

para ajustar las aristas,

con la paciencia absurda del insomnio

la voy llenando con todo lo que al final es agua

pero cuando me vuelvo a asomar

está llena de madera podrida

y esqueletos de cangrejo,

está naufragada la alberca vacía,

y empieza de nuevo

el poema cuadrado.