Más allá de las estrellas: aportes de Edmond Halley a la demografía

Conocido, sobre todo, por su trayectoria como astrónomo y por el cometa que lleva su nombre, Edmond Halley exploró otros campos del conocimiento. Adriana Robles arroja luz sobre sus aportaciones, menos reconocidas, en el campo de la demografía.

 

ADRIANA ROBLES VILLANE*

 


 

En enero de 2022 se cumplen 280 años de la muerte de Edmond Halley. Astrónomo y matemático inglés, su aporte más conocido posiblemente sea el cálculo de la órbita del cometa que hoy lleva su nombre y que, de acuerdo con el Real Observatorio de Greenwich, estará visible nuevamente en 2061. Sin embargo, sus estudios no se limitaron solamente a la astronomía; sus contribuciones trascendieron a otros ámbitos, como la física, la cartografía y las finanzas. Una de sus importantes participaciones, y posiblemente de las menos reconocidas, fue en el campo de la demografía.

En 1693, en una de las primeras revistas científicas que existieron en el mundo, Philosophical Transactions, Halley publicó un trabajo que sería pionero, junto con el de John Graunt, en el desarrollo de la tabla de mortalidad moderna. Tres décadas antes, en 1662, este último publicó su clásico ensayo “Natural and Political Observations Mentioned in a Following Index, and Made Upon the Bills of Mortality” (“Observaciones naturales y políticas sobre las tablas de mortalidad”), que para muchos lo ubicaría como uno de los precursores de la demografía y de la epidemiología. Su obra se basa en la sistematización y el análisis de los registros parroquiales semanales de defunciones y bautizos habidos en la ciudad de Londres, que se institucionalizaron en el marco de la epidemia de la peste bubónica en Inglaterra.

Por su parte, en su ensayo “An Estimate of the Degrees of the Mortality of Mankind, Drawn from Curious Tables of the Births and Funerals at the City of Breslaw; with an Attempt to Ascertain the Price of Annuities upon Lives” (“Una estimación de los grados de mortalidad humana, extraídos de las tablas de nacimiento y los funerales en la ciudad de Breslavia; con un intento de determinar el precio de las rentas vitalicias”), Halley analizó los registros de nacimientos y muertes de Breslavia, ciudad ubicada al suroeste de Polonia, entre 1687 y 1691. Esta fuente de información, a la que el científico inglés tuvo acceso a través de la Royal Society, de la cual era miembro, constituye en sí un hito. Como lo señala en su texto, los registros de defunciones documentaron tanto la edad (información con la que no contó Graunt) como el sexo de los individuos, además de que, desde su perspectiva, la recopilación se hizo con “toda la exactitud y sinceridad posible”. A este trabajo de levantamiento de estadísticas vitales bien podríamos darle crédito por tratarse de un registro de hace más de tres siglos; sin embargo, su mérito se renueva hoy en un contexto de pandemia, en el que, a pesar de contar con sistemas institucionales de estadísticas vitales, aún nos enfrentamos a importantes subregistros de defunciones.

Halley resume el principal aporte de este trabajo en una tabla que detalla el número de personas de la ciudad para cada edad y que calcula la probabilidad de morir en cada momento, así como la de sobrevivir a cualquier edad. Halley coincide en lo que Graunt había observado en Londres: la relación existente entre la mortalidad y la edad. A partir del análisis de los registros, distingue un patrón en la mortalidad por grupos de edad. Identifica, por ejemplo, mayores niveles de mortalidad entre los niños menores de 1 y 5 años de edad, y los mayores de 70.

En el inicio de su ensayo, Halley ofrece una reflexión que manifiesta de manera transversal en su escrito: las estadísticas vitales y el análisis de la mortalidad tienen aplicaciones políticas, varias de las cuales discute, pues no se limita a desarrollar la tabla de vida de Breslavia. Señala que, a partir del detalle del número de personas que hay en la ciudad por edad, se evidencia la proporción de hombres que pueden portar armas para la guerra. Para el efecto, Halley calculó el número de personas entre las edades de 18 y 56 años, y consideró que la mitad corresponde a hombres. Este número como fracción de la población total constituiría la potencial fuerza militar de la ciudad.

El segundo uso de dicha tabla sobre el que reflexiona es acerca de los diferentes grados de mortalidad en cada edad. Halley calcula la probabilidad que tiene un individuo de una determinada edad de sobrevivir una cantidad determinada de años. La lógica y la formulación matemática general que propuso son utilizadas en la actualidad por la demografía y por otras ciencias. Ante la posibilidad de estimar de manera empírica la probabilidad de sobrevivencia de una persona en una edad determinada, Halley también sugiere la regulación de los seguros de vida y una diferenciación de las primas por edad.

El artículo es de gran relevancia porque utiliza un concepto fundamental aplicado en la demografía contemporánea. Halley supuso que la ciudad tendría un número constante de nacimientos cada año. Observó que éstos superaban ligeramente el número de muertes anuales; sin embargo, dicha diferencia se compensaba mediante el reclutamiento militar “para el Servicio del Emperador en sus Guerras”, por lo que el número de defunciones anuales en relación con la población total para cada edad se mantenía relativamente estable. Además, señaló que la ciudad tenía un flujo migratorio mínimo. En otras palabras, Halley supuso que el tamaño de la población de Breslavia no se modificaba en el tiempo y que la estructura por edad se mantenía constante. Estas propiedades se unifican en el concepto de población estacionaria. Los desarrollos alrededor de este concepto y de uno más general que se denomina población estable (aquella cuya proporción en cada grupo de edad se mantiene en el tiempo, aun cuando el tamaño de la población se modifique) los haría Leonhard Euler en el siglo xviii y posteriormente Alfred Lotka en las primeras décadas del xx (quien propuso la formulación matemática del modelo de poblaciones estables) y Nathan Keyfitz en la segunda mitad del mismo siglo, entre otros.

En una extensa nota final a su ensayo, titulada “Some Further Considerations on the Breslaw Bills of Mortality. By the Same Hand with the Former” (“Otras consideraciones sobre las tablas de mortalidad en Breslavia, a cargo del mismo autor”), Halley, entre otras reflexiones, sugiere una línea de política de población basada en un análisis que realiza respecto a la fecundidad. En él, observa que hay aproximadamente un nacimiento anual por cada seis mujeres en edad fértil y considera que, si la nupcialidad se incrementara, esta relación podría aumentar a cuatro por cada seis. En este sentido, considera que “la fuerza y gloria de un rey yace en la multitud de sus súbditos”, por lo que sugiere que se desincentive la soltería a través de impuestos y del servicio militar, mientras que, paralelamente, se estimule a las familias grandes.

Éste sería el único ensayo publicado por Halley en esta materia. Posteriormente, continuaría con sus estudios vinculados a la astronomía y otros ámbitos, y en 1705 publicaría uno de sus trabajos más reconocidos, Una sinopsis de la astronomía de los cometas. En 1720 ocuparía el cargo de director del Real Observatorio de Greenwich hasta su muerte en 1742.◊

 


 

* Se tituló como maestra en Demografía por el Centro de Estudios Demográficos, Urbanos y Ambientales de El Colegio de México con la tesis “Desigualdad por ingresos y homogamia educativa en Ecuador en el periodo 2000-2012”. Actualmente estudia el Doctorado en Estudios de Población en la misma institución.