Las oportunidades son en español: pérdida intergeneracional de las lenguas indígenas y bienestar social en México

¿Cómo entender que generación tras generación persista la pérdida de las lenguas indígenas en nuestro país, a pesar de un creciente entorno de protección jurídica y de reconocimiento de su valor cultural? El mantenimiento de una estructura de poder que discrimina a los pueblos indígenas y que estigmatiza a quienes hablan sus lenguas originarias es la respuesta que argumentan Patricio Solís e Iván Alcántara en el siguiente ensayo.

 

PATRICIO SOLÍS E IVÁN ALCÁNTARA*

 


 

Una de las mayores riquezas culturales de México es su diversidad lingüística. En nuestro país se reconoce la existencia de 68 lenguas indígenas y, de acuerdo con el Censo de Población y Vivienda 2020, las personas que las hablan rebasan los siete millones. En las últimas décadas se han producido cambios jurídicos y culturales a favor de los derechos colectivos de las comunidades y de los pueblos indígenas, que idealmente deberían haber contribuido a la preservación de esta diversidad lingüística, como la adopción del Convenio 169 de la oit, la reforma al artículo 2 de la Constitución, la Ley General de Derechos Lingüísticos de los Pueblos Indígenas, la creación —en 2003— de la Comisión para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas (hoy inpi) y de universidades interculturales. Sin embargo, la pérdida de las lenguas indígenas continúa a un ritmo acelerado. Una de las principales razones es que estos esfuerzos no han logrado modificar sustantivamente las relaciones asimétricas de poder que vinculan la pertenencia a pueblos indígenas con la exclusión social.

En efecto, más allá de la retórica que ha buscado revalorizar culturalmente la pertenencia a pueblos indígenas ya no como remanente originario de una mexicanidad mestiza, sino como parte de un mosaico de identidades en un México multicultural, se ha mantenido una estructura de relaciones asimétricas de poder en la que las personas pertenecientes a pueblos indígenas, y de manera más acentuada quienes mantienen su lengua materna, enfrentan múltiples barreras sociales y son víctimas de una constante discriminación. De esta manera, hablar una lengua indígena en México termina por convertirse, en términos prácticos, en un obstáculo para alcanzar mayores niveles de bienestar y para experimentar movilidad social ascendente.

A fin de ilustrar cómo se materializa esta asociación, realizamos un análisis de la pérdida intergeneracional de las lenguas indígenas. El aprendizaje de la lengua materna es una parte fundamental del crecimiento, sobre todo desde los tres años y a lo largo de la niñez hasta los siete años. Este proceso, aunque depende especialmente de la crianza, puede estar influido por agentes externos al núcleo familiar: la escuela, el contexto comunitario y otros factores sociales más amplios, como la desigualdad de oportunidades y la discriminación. A este proceso de socialización lingüística se le denomina transmisión intergeneracional de la lengua, pieza clave para la supervivencia de las prácticas lingüísticas de una comunidad. El retroceso en el aprendizaje (o su no transmisión desde la infancia) es lo que se entiende como pérdida de la lengua.

Nuestro análisis de la pérdida intergeneracional de las lenguas indígenas se basa en los datos del Censo de Población y Vivienda 2020. Identificamos a los niños y niñas de 10 a 14 años, hijos de madres hablantes de alguna lengua indígena, y los clasificamos según su condición de hablantes o no hablantes de esa misma lengua. Esto nos permite aproximarnos a un cálculo de las probabilidades de pérdida intergeneracional de cada lengua indígena e identificar algunas de sus variables asociadas.

Un primer vistazo a los datos revela que el número absoluto de personas hablantes de lenguas indígenas en México es relativamente estable. Según los resultados del Censo 2020, un poco más de 7.35 millones de personas de tres años o más de edad hablan alguna lengua indígena, lo que equivale a 6.1% de la población total de México. En el Censo de 2010, el número de personas hablantes era de 6.91 millones, equivalente a 6.6%. Es decir, ha habido una pérdida en términos relativos, pero un incremento, si bien modesto, en números absolutos.

Sin embargo, esta estabilidad es sólo aparente. Al analizar la pérdida intergeneracional de las lenguas indígenas encontramos que, a escala nacional, el porcentaje de pérdida es 39.8%, es decir que dos de cada cinco niños y niñas que son hijos de madres hablantes de lenguas indígenas ya no hablan la lengua de su madre. Lo que explica la estabilidad reciente en el número absoluto de hablantes no es la vitalidad de las lenguas indígenas, sino que la mayor fecundidad de la población hablante de lenguas indígenas con respecto a la población no hablante permite, al menos por ahora, compensar casi en su totalidad las grandes pérdidas intergeneracionales de hablantes.

La intensidad de la pérdida intergeneracional varía mucho en las distintas lenguas indígenas. En el cuadro presentamos el porcentaje de pérdida intergeneracional de las 15 lenguas con mayor número de hablantes, según la clasificación de 68 lenguas indígenas del Instituto Nacional de Lenguas Indígenas utilizada en el Censo 2020. Las dos lenguas con mayor número de hablantes, el náhuatl y el maya, tienen porcentajes de pérdida mayores al promedio nacional. De hecho, luego del otomí, que tiene un porcentaje de pérdida intergeneracional de 71.1%, el maya es la lengua con el mayor porcentaje de pérdida: prácticamente dos de cada tres (65.8%) hijos e hijas de madres mayahablantes ya no hablan esta lengua. Estos porcentajes tan altos de pérdida implicarían caídas muy importantes en el número de hablantes en el transcurso de las próximas décadas.

 

Pérdida intergeneracional de las 15 lenguas indígenas con mayor número de hablantes, 2020

 

% del total de hablantes
de lenguas indígenas
en México
% de pérdida intergeneracional
Náhuatl
22.3
47.4
Maya
10.6
65.8
Tseltal
8.9
12.5
Tsotsil
7.4
12.4
Mixteco
6.9
39.2
Zapoteco
6.7
48.8
Otomí
3.8
71.1
Totonaco
3.6
47.5
Mazateco
3.3
48.6
Ch’ol
3.2
19.7
Huasteco
2.6
37.3
Chinanteco
1.9
41.9
Mixe
1.9
41.4
Tarasco
1.9
33.3
Tlapaneco
1.8
25.9

 

Fuente: estimaciones propias a partir de la muestra del Censo de Población y Vivienda 2020.

 

Por otra parte, algunas de las lenguas indígenas con mayor número de hablantes en el país presentan porcentajes de pérdida intergeneracional relativamente bajos comparados con el promedio nacional. Éste es el caso del tseltal y el tsotsil, que ocupan el tercero y cuarto lugares entre las lenguas con mayor número de hablantes y tienen un porcentaje de pérdida intergeneracional comparativamente muy bajo, equivalente a 12%.

Existen diversas condiciones sociales y geográficas que explican la variación entre las distintas lenguas en el porcentaje de pérdida intergeneracional.1 No obstante, al realizar un análisis estadístico más minucioso, destaca como una constante el hecho de que existe una marcada relación positiva entre los indicadores de bienestar social de las familias, las madres y los hijos, y la probabilidad de pérdida intergeneracional de las lenguas indígenas. En efecto, realizamos modelos de regresión logística tanto para el conjunto de hablantes de lenguas indígenas como para los subconjuntos de lenguas con mayor número de hablantes, y en prácticamente todos los casos encontramos una asociación estadísticamente significativa entre la probabilidad de pérdida de la lengua y tres dimensiones del bienestar y la movilidad social: el nivel socioeconómico de la familia, la escolaridad de la madre y la asistencia escolar de los hijos y las hijas.

Es conveniente describir con más detalle algunos resultados a fin de ilustrar la magnitud y el sentido de esta asociación. En el gráfico presentamos la probabilidad de pérdida intergeneracional de las lenguas indígenas, estimada mediante los modelos estadísticos, según las características socioeconómicas familiares y educativas. Consideremos, por ejemplo, el nivel socioeconómico de la familia. Entre los niños y las niñas provenientes de familias que alcanzan un nivel socioeconómico alto (equivalente al percentil 95 de la distribución nacional), la probabilidad de pérdida intergeneracional se estima en 0.79. Es decir, sólo uno de cada cinco niños y niñas mantendría la lengua indígena hablada por su madre. En cambio, entre quienes provienen de familias pobres (percentil 5), la probabilidad de pérdida apenas alcanzaría 0.28, es decir, sería casi tres veces menor. Esto sugiere que existe una asociación entre la movilidad social ascendente y la pérdida de las lenguas indígenas, mientras que permanecer en la pobreza contribuiría a su preservación.

 

Probabilidades estimadas de pérdida intergeneracional de las lenguas indígenas, según características socioeconómicas y escolaridad, 2020

 

 

Fuente: estimaciones propias a partir de la muestra del Censo de Población y Vivienda 2020.

 

Lo mismo se concluye con la escolaridad de la madre y la asistencia escolar de los niños y las niñas. Hijos e hijas de madres que han logrado una mayor escolaridad tienen una mayor probabilidad de perder la lengua indígena de su madre; al mismo tiempo, la probabilidad de pérdida es mayor si los niños y las niñas asisten a la escuela. Esto ilustra cómo el logro escolar y, en general, la participación en el sistema educativo, que desde una perspectiva más amplia deberían ser marcadores de bienestar social y un vehículo para el desarrollo de capacidades y habilidades de las personas, siguen operando en la práctica como un inhibidor de la reproducción intergeneracional de las lenguas indígenas.

El hecho de que la mayor pérdida intergeneracional de las lenguas indígenas ocurra entre las familias indígenas que alcanzan mejores niveles socioeconómicos, entre las madres con mayor escolaridad y entre los hijos y las hijas que siguen asistiendo a la escuela, es un indicador de la persistencia de un orden social en el que el acceso a mejores oportunidades de vida de las personas pertenecientes a pueblos indígenas se asocia estructuralmente con su desarraigo social, cultural y comunitario. En tanto no se resuelva este vínculo perverso, mediante la promoción e instrumentación efectiva de otros modelos de bienestar y desarrollo socioeconómico que incluyan de manera orgánica el respeto y el fomento a las formas de vida social y cultural de los pueblos indígenas, será difícil revertir el patrón acelerado de pérdida intergeneracional de las lenguas indígenas que prevalece actualmente en México.◊

 


 

1 Entre los factores que destacan como asociados negativamente a la pérdida de las lenguas indígenas están la alta densidad demográfica en el número de hablantes de cada lengua en el municipio de residencia, la presencia de otros miembros de la vivienda que hablan la lengua y la ausencia de migración hacia áreas urbanas, lo cual muestra cómo se entrelazan factores socioterritoriales, de la dinámica familiar y demográficos en la preservación o pérdida de las lenguas indígenas.

 


 

* Patricio Solís es sociólogo y demógrafo, profesor-investigador de El Colegio de México y, actualmente, secretario académico de esta institución. Su artículo más reciente es “Beyond Money Whitening: Racialized Hierarchies and Socioeconomic Escalators in Mexico”, publicado junto con Wendy D. Roth y Christina A. Sue en American Sociological Review.

Iván Alcántara es sociólogo por la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la unam y asistente de investigación en El Colegio de México. Su publicación más reciente se titula “Diferencias en salud por género en México: una visión desde las condiciones de los hogares y la inserción laboral”, publicado junto a Ana R. Escoto Castillo.