Jas Reuter y El Colegio de México

Este artículo, destinado desde un principio a Otros Diálogos, no quedó terminado a satisfacción del autor antes de su repentina y lamentable muerte, en la madrugada del 9 de diciembre de 2018. Sin embargo, consideramos que vale la pena publicarlo, tal como quedó, en homenaje a ambos exdirectores del departamento de publicaciones de El Colegio de México: Martí Soler y Jas Reuter (de quien recogemos un apunte sobre “El son jarocho” en la sección Antigua Diálogos).

 

MARTÍ SOLER*

 


 

En 1993 publicó El Colegio de México un libro colectivo que coordinó Aurelio González,1 quien en la “Introducción” se expresa de este modo: “Este proyecto se empezó a gestar a finales del año 1983, a través de Jas Reuter, dentro del Seminario de Tradiciones Populares, que coordinaba Mercedes Díaz Roig, del Centro de Estudios Lingüísticos y Literarios de El Colegio de México. El trabajo empezó en enero de 1984 con un esbozo de ficha bibliográfica programada por el Dr. Reuter a partir de una propuesta de Beatriz Mariscal […] El 4 de septiembre de 1986 lamentablemente falleció Jas Reuter y el proyecto quedó a mi cargo”. Uno se pregunta entonces quién era Jas (originalmente Jasmin) Reuter y cuál era, por otro lado, su múltiple relación con El Colegio.

Mi intención es, pues, enterar a la comunidad y al público en general de dónde y cómo Jas llegó a esta institución, por lo que antes que nada pregunté acerca de la posibilidad de que existiera en los archivos alguna carpeta que reuniera elementos para obtener una base más firme. Efectivamente, en un expediente perteneciente al área administrativa, existen los documentos oficiales que El Colegio exige a quienes en una época u otra colaboramos en él. Dejando de lado el famoso tarjetón de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (en el que consta que Jasmin Reuter Siliava tenía el registro RESJ341018 y que en ese momento del registro vivía en la calle Cádiz número 28), aparece el acta de nacimiento expedida en el Registro Civil de Málaga, en el que se dice que “es hijo de Walter Reuter, de veinte y ocho años, fotógrafo, y de Sulamita Reuter, veinte y cuatro años, naturales de Alemania; nieto por línea paterna de Gunchao [¿será Gunther?] Reuter y Herniette [Henriette] Reuter, naturales de Alemania, él, difunto, y por la materna de Siliava Salmuel [sic] y Griega Siliava [¿quizá Frieda?], naturales de Alemania; y se le ponen los nombres de Jazmín”. Sólo apunté un sic, pero si me pusiera a investigar no sé dónde, seguramente me encontraría con que muchos de los nombres están equivocados, como es costumbre en los juzgados cuando se trata de actas de nacimiento de ciudadanos extranjeros, tanto en México como en España. El acta la encabeza la siguiente línea: “D. Jazmín Reuter Reuter”, lo cual es evidente si su madre se apellidaba Reuter (a lo sajón). Como es costumbre en los países del norte de Europa, la esposa pierde el apellido paterno y adquiere el del marido, pero qué va a saber de estas cosas un juez de Málaga. Algo haría Jas para cambiar su nombre (de raigambre femenina española) a Jasmin (protagonista de una noveleta germana) y que se le anotara su nombre completo tal como él mismo (y el juzgado mexicano) finalmente corrigieron, como vemos en el Acta de Matrimonio del Registro Civil de la Ciudad de México (digámoslo bien: del Departamento del Distrito Federal), encabezado por el famoso don Próspero Olivares Sosa. Según la costumbre mexicana, aparecen como padres del “contrayente” Walter Reuter Nagel y Sulamith Siliava de Reuter (finada), Walter con sus dos apellidos.2 ¿Será cierto que Walter Reuter conocía el apellido de soltera de su madre? De “Jazmín” a “Jasmin” hay un mundo de diferencia, por lo que mi amigo en un momento determinado decidió cortar por lo sano y llamarse eufónicamente “Jas”. Demasiada gente daba por hecho que era mujer.

Déjenme seguir con sus antecedentes familiares (y políticos).

Walter Reuter (su padre, y eminente fotógrafo de las cosas mexicanas), nacido en 1906 y fallecido en 2005, llegó a México en 1942 con su familia: su esposa Sulamith Siliava, con quien se casó en 1928, y sus hijos Jasmin y Almuth. Su pasión por la música lo llevó a tocar la guitarra y el acordeón, aunque ya pertenecía a un coro desde 1923 en Berlín, donde las necesidades económicas lo llevaron a trabajar en un taller de fotograbado (entre 1920 y 1925) y a dedicarse al fotoperiodismo. Se traslada a Múnich en 1929, donde se dedica a la música para vivir, y regresa a Berlín en 1931, donde fue muy activo políticamente entre las izquierdas. Doy por supuesto que deja Alemania en 1933 ante el ascenso de Hitler y pasa a radicar en la España republicana, donde nacen sus dos primeros hijos (Jasmin y Almuth). Combate en la Guerra Civil española y forma, con Robert Capa y David Seymour, la Brigada Internacional de la Fotografía (sus fotografías de la guerra civil se cuentan por cientos). Se exilia en Francia y escapa del campo de concentración, pero es recapturado y mandado a Marruecos, donde trabaja en el Trans-Saharan Railway, cumpliendo pena de trabajos forzados. Él y su familia escapan en un barco portugués que los traerá a México, donde Walter compra una cámara Rolleiflex de segunda mano y se dedica a la fotografía. En México desarrolla su profesión, que le dará fama por sus fotografías del mundo indígena. Enviuda, vuelve a casarse y tiene otros tres hijos: Marina, Claudia y Hely.

Jasmin Reuter, como dijimos, nace en Málaga en 1934 (el 18 de octubre) y llega a México con sus padres. Estudia filosofía en la Facultad de Filosofía y Letras de la unam, donde sustenta una tesis sobre Fausto, el hombre, que le dirigió Eduardo Nicol. Salido de la facultad, entra a trabajar en el Fondo de Cultura Económica (fce) como técnico editorial alrededor de 1957 (la fecha nos la dan los colofones del fce y su primera traducción). En diversas ocasiones he manifestado la clase de escuela que era la gerencia editorial del Fondo, con Joaquín Díez-Canedo Manteca y Alí Chumacero a la cabeza, y Elsa Cecilia Frost como representante del área filosófica. Da la casualidad de que, con mi ingreso a esa venerable institución, como técnico editorial, tres de los entonces jóvenes editores habíamos nacido en 1934 (Juan Almela, Jas Reuter y yo), por lo que, en 1959 (cuando me uní a las filas), tanto nosotros como el Fondo de Cultura Económica cumplíamos 25 años. Cada uno de los “técnicos editoriales” (hoy llamados en el Fondo “editores”) estaba más o menos a cargo de alguna de las colecciones, con Lauro José Zavala en el área de arqueología y antropología, Carlos Villegas en la de sociología, Elsa en la de filosofía y religiones, Jas y Elsa en las obras traducidas del alemán, yo, como novato, a cargo de las de economía (como correspondía a quien entraba el último, pues se daba la coincidencia de que esa editorial, fundada para publicar libros de economía, no tuviera ningún editor de esta disciplina) y Juan Almela de las de ciencia (y de toda clase de lenguas extrañas). Por supuesto que Alí cuidaba la literatura y el diseño tipográfico (junto con Joaquín, desde luego), y entre todos cubríamos las demás áreas académicas, considerando además los conocimientos en idiomas de cada uno de nosotros. Supongo que Jasmin entraría al Fondo recomendado por Eduardo Nicol, quizá ante Manuel Andújar o el propio Joaquín Díez-Canedo. En la bibliografía encontrarán las traducciones de Jas que he podido captar en la nube. Antes de que entráramos nosotros, habían ocupado nuestras sillas jóvenes eminentes como Juan José Arreola y Antonio Alatorre (que, según parece, causaban bastantes problemas con sus burlas a los viejos exiliados españoles que inicialmente formaban parte del equipo editorial: Sindulfo de la Fuente, Luis Alaminos y Julián Calvo, quien era, sobre todos, motivo de los juegos y burlas de los dos jaliscienses). No quiero dejar de mencionar a otros dos jóvenes que desaparecieron cuando yo entré: el músico Joaquín Gutiérrez Heras y el “niño de Morelia” Francisco González Aramburo.

Nuestra tranquilidad duró poco, pues en 1965 surgió el problema planteado por el gobierno de Díaz Ordaz y las ideas políticas de Orfila (además de ser tildado de ¡argentino! por Ortiz Mena),3 problema que ha sido tratado en libros y artículos a lo largo de todos estos años. La mala fe de Salvador Azuela (mandó cambiar todas las cerraduras, puesto que todos éramos unos ladrones) hace que Jas sienta que para él ha dejado de existir el Fondo y se mete activamente a crear un sindicato de los trabajadores de la empresa, lo cual no le gustó para nada a cierto abogado contratado por el director (antes era el abogado del Banco de México el que trataba los asuntos del Fondo) y, por lo tanto, se le liquidó de inmediato. Fue el primero de varios que fueron liquidados en los primeros meses de 1960 (incluida mi mujer).

Jas Reuter quedó sin trabajo fijo. Sin embargo, nunca se estuvo quieto. Ya en 1962-1963 había obtenido un posgrado en Heidelberg, pero fue en 1964 cuando inició su doctorado en filosofía (en estética e historia del arte), que terminó en 1971 y cuyo examen finalmente presentó en 1978. Pero Jasmin muestra desde temprano su interés por la música popular mexicana y entra a formar parte del equipo de Culturas Populares de la Secretaría de Educación Pública, como muestra su bibliografía de esos años, cuyo tema de investigación es el cancionero folklórico mexicano y, en general, la lírica popular.

Antonio Alatorre y Margit Frenk habían creado en los cincuenta un grupo coral que se dedicaba a cantar canciones del Renacimiento,4 e incluso El Colegio reeditó el disco con estas canciones,5 aparte de que Alatorre se dedicara a la edición del manuscrito del Cancionero de Upsala, también publicado por El Colegio. Jas se une al Grupo Alatorre poco después (por lo que finalmente éste queda conformado por Antonio Alatorre y Margit Frenk, Enrique Alatorre, su esposa Yolanda y el propio Jasmin Reuter).6

Siempre inquieto y amante de la música popular, en 1968 se integra al grupo de Los Folkloristas, cuyos iniciadores fueron Laura Alamillo, Sara Rosa Ávila, Tere Bourlon, Milla Domínguez, Rosa Elena Domínguez, María Elena Ojeda, María Elena Ortiz, José Ávila, Emiliano Ávila, José Luis Belmar, Andrián Nieto, Salvador Ojeda, Rubén Ortiz, Jas Reuter, Héctor Sánchez, Gerardo Tamez, Efraín Trillo y René Villanueva (Gamma, GX 01-305, vol. 1). Jas Reuter escribe la presentación:

He aquí el primer disco de este singular conjunto de aficionados al canto rural latinoamericano. En medio de un mundo de pseudoarte promovido por intereses meramente de lucro, Los Folkloristas han encontrado en el acervo de la música tradicional un campo lleno de inesperadas riquezas humanas que se contrapone a los esporádicos fenómenos musicales que sólo manifiestan el malestar de nuestra civilización.

Los sentimientos elementales del hombre se poetizan en palabras y música, y en las zambas, pirecuas, cuecas, huapangos, huaynos, sones, etc., adquieren validez artística.

Lo que comenzó por amistosas reuniones hogareñas ha llegado a ser un éxito de público; en este caso, no son Los Folkloristas quienes han hecho concesiones al público, sino que éste ha demostrado que cuando se le ofrece música de calidad, sabe apreciarla y gozarla.

Su inclinación por la lírica popular lo hizo ingresar a la Dirección de Culturas Populares de la Secretaría de Educación Pública (hasta agosto de 1981); seguramente por recomendación de Antonio Alatorre, ingresó después como jefe de publicaciones en El Colegio de México (1 de septiembre de 1981) y, de inmediato, como investigador visitante en el Centro de Estudios Lingüísticos y Literarios del propio Colegio, como vimos al principio de este intento de biografía. Me parece importante añadir que fue el diseñador del logotipo de El Colegio de México, según él mismo me contó.

Por desgracia, su carrera quedó trunca demasiado pronto.

 

Obra propia

 

Reseñas en Revista de Historia de América, ipgh, 1961, núms. 51-52, pp. 255-256.

El sentido vital de la leyenda fáustica y el Doktor Faustus de Thomas Mann, México, unam, 1961.

Fausto el Hombre: Tradición fáustica y situación fáustica, México, Textos del Teatro de la Universidad de México 13, 1965.

“Labor fructífera”, Revista de la Universidad de México, mayo de 1966 (véase Anales del Instituto de Investigaciones Estéticas, unam, vol. 10).

“El son jarocho”, Diálogos, México, El Colegio de México, IV-23 (1968), pp. 33-34.

“El arte popular”, en Jas Reuter, Francisco Reyes Palma, Ida Rodríguez Prampolini, Alicia Azuela y Olga Sáenz G., Las artes plásticas, México, unam, 1977.

Los niños de Campeche cantan y juegan, México, Gobierno del Estado de Campeche/Dirección  General de Cultura Popular, sep, 1978.

La música popular de México: Origen e historia de la música que canta y toca el pueblo mexicano, México, Panorama, 1980 (dibujos de José Narro).

“Arte popular”, en Textos sobre arte popular: Antología, México, Fondo para el Fomento de las Artesanías/Fondo Nacional para Actividades Sociales, 1982.

Los instrumentos musicales en México, México, Fondo Nacional para el Fomento de las Artesanías/Fondo Nacional para Actividades Sociales, 1982.

Salvemos lo nuestro, Panamá, Instituto Nacional de Cultura, Dirección Nacional de Patrimonio Histórico, pnud-unesco, 1983.

“Prejuicios y preguntas en torno a la cultura popular”, en Alfredo Colombres (ed.), La cultura popular, México, Premiá, 1983.

“Universidad y pueblo”, en Jas Reuter (comp.), Indigenismo, pueblo y cultura, México, Consejo Nacional Técnico de la Educación, sep, 1983.

“La música popular en la Ciudad de México”, Revista de Música Latino Americana/Latina American Music Review, Austin, University of Texas Press, V-1 (1984), pp. 97-101.

“La música popular en los estados. Modelo de diagnóstico de los recursos musicales en México”, Memoria del Primer Congreso de la Sociedad Mexicana de Musicología, Ciudad Victoria, Tamps., Sociedad Mexicana de Musicología, 1985, pp. 132-136.

Aurelio González (coord.), Magdalena Altamirano, Enriqueta Garza de Fierro, Jas Reuter, Mercedes Zavala, Bibliografía descriptiva de la poesía tradicional y popular de México, México, El Colegio de México, 1993.

“La marimba”, en Max Johe Carreón, Organología musical (géneros musicales).

 

Traducciones

 

Bally, Gustav, El juego como expresión de libertad, México, fce, 1958.

Bayer, Raymond, Historia de la estética, México, fce, 1965.

Berendt, Joachim Ernst, El jazz de Nueva Orleans a los años ochenta (las ediciones de 1962 y 1976 son traducción de Jas Reuter; en las ediciones posteriores [1986 y 1998, que corresponden al título], los agregados fueron traducidos por Juan José Utrilla y Julio Colón Gómez). México, fce, 4ª. ed., 1998.

Dittmer, Kunz, Etnología general: formas y evolución de la cultura, México, fce, 1960.

Freud, Sigmund, y Oskar Pfister, Correspondencia, 1909-1939 (trad. de Matilde Rodríguez Cabo, rev. de Jasmin Reuter), México, fce, 1966.

Husserl, Edmund, Experiencia y juicio: Investigaciones acerca de la genealogía de la lógica, México, unam, 1980.

Jahn, Janheinz, Muntu: las culturas neoafricanas, México, fce, 1963.

Klee, Paul, Diarios, 1898-1918, Madrid, Alianza Editorial, 1987.

Krickeberg, Walter, Las antiguas culturas mexicanas (con Sita Garst), México, fce, 1961.

Lukács, Georg, La novela histórica, México, Era, 1977.

Raitinger, Herbert, Por tierras de los lacandones, México, Herrero.

Réau, Louis, El arte ruso (con María Josefa Puparelli), México, fce, 1957.

Sechehaye, M. A., La realización simbólica y diario de una esquizofrénica: Exposición de un nuevo método psicoterapéutico (con José Gutiérrez), México, fce, 1958.

Wagemann, Ernst, El número detective: Recursos y artimañas de la estadística (con Félix Blanco), México, fce, 1958.

 

Discografía

 

El jarabe, un baile nacional, México, Conaculta.

Los niños de Campeche cantan y bailan (con Gabriel Moedano y Lilian Schafler).

Música española del Renacimiento, Grupo Alatorre.

 

Otras actividades

 

Grupo Alatorre, con Antonio Alatorre y Margit Frenk, Enrique Alatorre y Yolanda. (Por ejemplo: Polifonía española del Renacimiento, Sala Molière, ifal, o Sala Ponce, 5 de agosto de 1959).

Los Folkloristas (fundado por Gerardo Tamez, René Villanueva, Salvador “El Negro” Ojeda, José y Diego Ávila y Jas Reuter): “Entre las seis y las ocho/Juana se puso a pensar:/Voy a matar mi marido/para salirme a pasear” (recuperado por Jas Reuter).

 

Fuentes consultadas

 

Bal y Gay, Jesús.

Fernández, Fernando, blog Siglo en la brisa (Guión radiofónico, 5 de febrero de 2016).

Fondo de Cultura Económica, La Gaceta, 75 aniversario (véase Emigdio Martínez Adame, acerca de Antonio Ortiz Mena y Jesús Rodríguez y Rodríguez).

García Baeza, Roberto Rivelino, “Lírica popular improvisada, estudio de dos casos: el son huasteco y el blues”, tesis de maestría, Universidad de San Luis Potosí, 2016.

Salinas Flores, Oscar (“especialista en culturas populares”).

Seminario de Cultura (1969), por Horacio Durán.

translate.google.com.ar/translate?Seminario de Cultura (1969), por Horacio Durán.

Villanueva, René, Cantares de la Memoria, 25 años de historia del grupo Los Folkloristas, México, Planeta, 1994.

 


1 Aurelio González (coord.), Bibliografía descriptiva de la poesía tradicional y popular de México, México, El Colegio de México, 1993.

2 Quiero pensar que el segundo apellido no es inventado, pues, según mi querida Elsa Cecilia Frost, cuyo padre era alemán, cuando le preguntaron a éste por sus apellidos paterno y materno, como es costumbre en nuestros países, se quedó con la boca abierta: ¡él se apellidaba Frost y punto! Supongo que no habrán tenido la indecencia de decirle lo que todos conocemos, pero sin duda insistieron en que pronunciara de una vez el apellido de su madre. Pero su madre se apellidaba Frost, igual que el apellido de la madre de Jasmin era Reuter. Es fama, aunque no he sido para comprobarlo, que en cada una de las actas del nacimiento de cada uno de los hijos de Carlos Alberto Frost aparece un apellido distinto (piénsese que en los años veinte no había las estrictas regulaciones que finalmente impusieron las autoridades mexicanas y que mi suegro no tenía ni idea de cómo se apellidaba su madre de soltera). En el acta de nacimiento de Elsa aparece como segundo apellido el de Carlos Alberto, su padre: Christensen. Yo mismo decidí que me apellidaba, como catalán pretencioso, Vinyes, y luego resultó que tuve mil problemas (que aún padezco en algún caso) porque en mi acta de nacimiento aparecía mi apellido castellanizado: Viñas. En mi familia hay Solé y Soler (mi propio padre, durante la República, se cambió el apellido de Solé a Soler), y Viñas y Vinyes, y quién sabe cuántas barrabasadas más de los jueces españoles. Sí, me llamo Martí, por lo menos, y no Martín (y mucho menos me sucedió lo que a Jasmin, con su “D. Jazmín Reuter Reuter”).

3 En cuanto a las razones publicitadas para la salida de Arnaldo Orfila Reynal, véase la entrevista con Emigdio Martínez Adame en el número de La Gaceta del Fondo de Cultura Económica del 50 aniversario y las obras de Víctor Díaz Arciniega: Historia de la casa. Fondo de Cultura Económica [1934-1994], México, fce, 1994, y de Gerardo Ochoa Sandy: 80 años: Las batallas culturales del Fondo, México, Nieve de chamoy, 2014 [ed. electrónica]. Según Martínez Adame, Ortiz Mena lo citó para expresar sus dudas acerca de Orfila (con quien ya había tenido un encuentro por sus ideas políticas), con la idea de que pudiera nombrarse a algún mexicano para sustituirlo. Martínez Adame le contestó que no creía que pudiera encontrar a ningún connacional que aceptara el sueldo de Orfila. Estando de viaje don Emigdio, se enteró de que la sustitución ya se había dado.

4 Véase el artículo acerca de los “aficionados”, por Jesús Bal y Gay, “Los Alatorre y el concepto de profesionalismo”, en Revista de la Universidad, núm. 5, enero de 1959. Lo ilustran una fotografía en la que aparecen los cinco, así como la portada original del disco, diseñada por Elvira Gascón.

5 Que recomendamos, como lo hizo el musicólogo español (uno de los primeros miembros de la Casa de España en México).

6 Jas es el cuarto desde la izquierda en la foto publicada por Bal y Gay.

 


* MARTÍ SOLER 

(1934-2018) fue poeta, editor y traductor.