Conociendo (un poco más) la migración interna de México

¿Por qué razones los mexicanos migran de un punto a otro dentro de nuestro país y en qué cantidades lo hacen? ¿Cómo se ha presentado el fenómeno de la migración interna en México con el paso del tiempo? A responder estos y otros interrogantes y a abonar a su discusión dedica Jaime Sobrino este texto.

  

–JAIME SOBRINO*– 

 


 

Una de las preguntas iniciales que hago a mis estudiantes al comenzar un nuevo curso escolar es su lugar de nacimiento: ¿algunos de ustedes no nacieron en la Ciudad de México?, ¿de dónde son? Y entonces comienza un listado de ciudades o entidades federativas: yo soy de Ensenada; yo nací en Veracruz; mi familia es de Jalisco; yo vengo de Colombia. Mi comentario a estas y estos estudiantes es: entonces ustedes son migrantes. Una segunda pregunta es: ¿y llegaron aquí por estudiar en El Colegio de México? A los que responden afirmativamente les digo: entonces ustedes migraron por motivo escolar.

El propósito de este documento consiste en discutir brevemente sobre la migración interna en México. Para ello se abordan algunos conceptos y se abunda en tres cuestionamientos: i) ¿cuántos migrantes internos hay en México?, ii) ¿de dónde a dónde se mueven? y iii) ¿quiénes son los migrantes internos? Una pregunta horizontal estará presente a lo largo del texto: ¿por qué hay migración interna? Para abonar a esta discusión, se utiliza información de los censos generales de población y vivienda, y de la encuesta intercensal 2015.

 

Volumen de la población migrante

 

Al escuchar la palabra migración o migrantes, quizá la primera idea que nos pasa por la cabeza son aquellas personas que nacieron en México y viven en Estados Unidos. Efectivamente, ellos son migrantes internacionales. Con base en la Unión Internacional para el Estudio Científico de la Población, la migración consiste en aquel grupo de personas que cambió su lugar de residencia habitual y en cuyo caso dicho cambio significó cruzar uno o más límites político-administrativos. Es un movimiento territorial y con cambio de lugar de residencia. Si el límite o los límites político-administrativos son entre países, entonces estamos hablando de una migración internacional. Si todos los límites político-administrativos que se cruzaron forman parte de un mismo país, por ejemplo, entidades federativas, entonces es una migración interna.

Según estimaciones de las Naciones Unidas, en 2009 la población total del planeta fue de 6 846 millones de personas, de las cuales 740 millones vivían en un territorio subnacional distinto al de su nacimiento y 214 millones vivían en un país distinto al de nacimiento (undp, 2009: 21). El primer monto representa la migración interna y la internacional, la segunda. La intensidad (o proporción) de la migración interna, o el porcentaje de migrantes respecto a la población total, fue de 10.8%, mientras que los migrantes internacionales representaron 3.1%. Esto significa que, en ese año, casi 14% de la población mundial ya no vivía en su lugar de nacimiento, además de que, por cada migrante internacional, había 3.5 migrantes internos. El ritmo de crecimiento de los migrantes internacionales ha superado al de la población total, de tal manera que, en 2017, la estimación de estos migrantes se ubicó en 258 millones, representando 3.4% de la población global (un, 2017: 4).

La información para México sobre migración interna aparece en los censos de población y vivienda desde su primer levantamiento en 1895. En ese año, la población total de México sumó 12.7 millones de personas, de las cuales 745 mil declararon vivir en una entidad federativa distinta a la de su nacimiento. La proporción de migrantes fue de 5.9%. En 2015, 120 años después, la población de México fue de 119.5 millones de personas, y de ellas 19.8 millones no vivían en su entidad federativa de nacimiento, ubicándose la proporción de migrantes en 16.6% (véase la gráfica 1).

 

Gráfica 1. México: volumen de la migración interna, 1895-2015
Fuente: elaboración propia con información de los censos generales de población y vivienda, y de la encuesta intercensal 2015.

 

A la población que vive en una entidad federativa distinta a la de su nacimiento se le conoce como migración absoluta o migración de toda la vida; este monto contabiliza migrantes, no migraciones (Leridon y Toulemon, 2014: 190). En la gráfica 1 se aprecia que México tuvo un importante dinamismo en el número de migrantes internos a lo largo del siglo xx, pero en especial entre 1930 y 1990, periodo en el que el número de migrantes absolutos se duplicó cada 20 años. Con ello, la proporción de migrantes se elevó de 10.2% en 1930 a 17.2% en 1990. A partir de 1990 se detuvo la velocidad de cambio en la proporción de migrantes, y en 2015 los migrantes absolutos del país fueron prácticamente los mismos que en 2010, por lo que la proporción de migrantes disminuyó de 17.6 a 16.6%.

Por otro lado, la estimación de Naciones Unidas para la migración internacional de México arroja un valor de 13 millones de personas que nacieron en México y que vivían en otro país en 2009. Con ese monto, México era el segundo país con mayor número de emigrantes internacionales, sólo por debajo de la India, que tenía en este rubro a 16.6 millones de personas. La intensidad migratoria de México supera ampliamente a la del planeta en su conjunto. En materia de migración internacional, la proporción de emigrantes en México, 10.9%, fue 7.5 puntos porcentuales mayor con respecto a la proporción mundial de emigrantes. Asimismo, en 2015, la proporción de migrantes internos en el país, 16.6%, fue casi seis puntos porcentuales más que la contraparte mundial. En conjunto, la población migrante en México (interna e internacional) representó 27.5% de la población total de 2015, y el volumen de la migración interna fue 1.5 veces mayor en relación con los migrantes internacionales.

Es necesario hacer una acotación al volumen de personas que en 2015 vivían en una entidad federativa distinta a la de su nacimiento, conformando la migración interna. Haciendo minería con los datos de la encuesta intercensal 2015, se tiene que, de los 19.8 millones de migrantes absolutos del país, 3.2 millones nacieron en la Ciudad de México y vivían en alguno de los 60 municipios que conforman la zona metropolitana de la Ciudad de México (véase Sedesol, Conapo e inegi, 2012: 197-200), mientras que 400 mil personas nacieron en el Estado de México y vivían en la Ciudad de México. Esta suma de 3.6 millones de personas no son migrantes internos; son más bien población que cambió su lugar de residencia dentro de la zona metropolitana de la Ciudad de México. A pesar de que cruzaron un límite político administrativo subnacional (de la Ciudad de México al Estado de México, o viceversa), no son migrantes internos sino población que realizó movilidad residencial intrametropolitana (véase Rossi, 1955).

¿Qué factores explican el estancamiento de la proporción de migrantes internos en México a partir de 1990? Esta disminución ocurrió no sólo en México, sino en Estados Unidos (Molloy, Smith y Wozniak, 2011) y en varias naciones de América Latina (Rodríguez y Busso, 2009). Cuatro hipótesis son las siguientes: i) la dimensión demográfica en cuanto a la disminución en el ritmo de crecimiento poblacional y el cambio en la estructura por edades de la población; ii) el efecto del crecimiento económico del país, y en especial la lenta evolución registrada a partir de la inserción de México en la etapa de la globalización; iii) la posible interrelación entre migración interna y migración internacional, y iv) el desempeño migratorio como consecuencia del cambio estructural en el patrón de la migración interna del país, desde un flujo predominante rural-urbano a otro dominado por el flujo urbano-urbano.

 

Entidades de origen y destino de la migración interna

 

El movimiento migratorio lleva consigo a una persona o a un hogar que decide emprender la movilidad para cambiar el lugar de origen y el lugar de destino. Los que salen de un lugar son emigrantes, mientras que los que llegan son inmigrantes. Las causas de la migración son en la mayoría de los casos de orden económico, y por el deseo o necesidad de insertarse en el mercado de trabajo, ya sea por primera vez o para acceder a un mejor puesto de trabajo. Otra causa es el movimiento por motivo educativo; la búsqueda de una institución educativa que satisfaga las necesidades de la persona. También existen movimientos asociados con el retorno a su lugar original. Estas tres tipologías constituyen movimientos hasta cierto punto voluntarios (Anderson, 2015: 406-417). Existen otros involuntarios, como los relacionados con el impacto del cambio climático en los lugares de origen, o por los efectos del crimen y la violencia en los lugares de origen (Boyle, Halfacree y Robinson, 1998: 180-206; Castles, Haas y Miller, 2014: 198-214).

Las características espaciales de la migración absoluta de México en 2015 se presentan en el mapa 1. En este análisis se elimina la corriente migratoria Ciudad de México/Estado de México que tiene lugar en el interior de la zona metropolitana de la Ciudad de México. Después se designa a cada entidad federativa según su proporción de inmigrantes (porcentaje de los inmigrantes en relación con la población residente en la entidad federativa) y su proporción de emigrantes (porcentaje de los emigrantes en relación con la población nacida en la entidad federativa).

 

Mapa 1. México: intensidad migratoria por entidad federativa, 2015
Fuente: elaboración propia con información de la encuesta intercensal 2015.

 

Las 32 entidades federativas del país se dividieron en cuatro grupos en función de sus proporciones de inmigración y emigración: i) de inmigración, cuya proporción de inmigrantes superó el promedio nacional y su proporción de emigrantes estuvo por debajo del promedio del país; ii) de emigración, cuyos valores en las proporciones fueron opuestos al de inmigración; iii) con movilidad, en donde las dos proporciones de migrantes superaron el promedio nacional, y iv) sin movilidad, cuando las dos proporciones migratorias fueron inferiores al promedio nacional.

En el mapa 1 se aprecia el patrón general de movilidad de la población en México, caracterizado por un desplazamiento desde entidades federativas del centro norte y sur-sureste hacia entidades federativas de la frontera norte, especialmente el noroeste, y parte sur de la península de Yucatán. En la zona centro y occidente conviven entidades federativas de inmigración, con alta movilidad y sin movilidad. Las entidades federativas de emigración fueron 11, las cuales concentraban, en 2015, 34% de la población del país y 51% de los emigrantes totales. Por otro lado, las entidades de inmigración fueron diez, en donde residía 20% de la población del país y en ellas vivían 35% de los inmigrantes totales. Las entidades con movilidad fueron seis, con participación en la población total de 15% y que concentraban 20% de los inmigrantes. Finalmente, cinco entidades federativas fueron de escasa o nula movilidad porque participaron con 31% de la población total, pero sólo con 19% de los emigrantes.

Párrafos atrás se mencionó el cambio estructural en el patrón de la migración interna del país, desde un flujo predominante rural-urbano a otro dominado por el flujo urbano-urbano. En 1970, por ejemplo, más de la mitad de los emigrantes salieron de entidades federativas con bajo grado de urbanización, mientras que, según datos de 2010, en ese año dos de cada tres movimientos migratorios entre municipios tuvieron como origen y destino un municipio urbano. Este cambio estructural incidió en el comportamiento migratorio de algunas entidades federativas. Al replicar el mapa 1 con datos de 1970, se corrobora que 18 entidades tuvieron la misma tipología en 1970 y 2015, mientras que 14 cambiaron, siendo el caso más ilustrativo la adecuación de Guerrero, Sinaloa, Veracruz y Yucatán, al pasar de la categoría de escasa migración a la de emigración. Las entidades que se mantuvieron como de inmigración fueron Baja California, Baja California Sur, Campeche, Morelos, Nuevo León, Quintana Roo y Sonora. En contraste, Coahuila, Durango, Michoacán, Oaxaca, Puebla, San Luis Potosí y Zacatecas fueron de emigración en ambas fechas.

 

Atributos sociodemográficos de la población migrante

 

Las personas que realizan migración interna o internacional constituyen un grupo con ciertas características sociodemográficas, las cuales se interrelacionan con los factores que explican la migración. Ya que la inserción al mercado de trabajo, en especial el primer acceso, es el motivo principal para la migración, la población migrante tiende a concentrarse en aquellas edades en donde se lleva a cabo esta transición en el curso de vida de las personas (Bernard, Bell y Charles-Edwards, 2014). La información de los censos generales de población y vivienda, desde 1895, permite conocer el volumen de la población migrante, o que ya no vivía en la entidad federativa de nacimiento, así como su sexo. En 1930, la población migrante absoluta de México sumó 1.7 millones de personas, y en ese año el índice de feminidad entre esta población fue de 107 mujeres por cada 100 hombres. Había cierto predominio del sexo femenino sobre el masculino. En 2015, los migrantes alcanzaron 19.8 millones y el índice de feminidad aumentó a 109. En México las mujeres realizan migración interna en mayor proporción que los hombres.

Con los microdatos del cuestionario ampliado de los censos de población y vivienda de 2000 y 2010, y la encuesta intercensal 2015, es posible conocer cuántos migrantes internos tenía el país y también sus características sociodemográficas. La siguiente descripción no se refiere a los migrantes absolutos ni a población migrante que declaró vivir en una entidad federativa distinta a la de su nacimiento. El estudio se centra ahora en la población que cinco años antes vivía en otro municipio, esto es, la migración reciente intermunicipal. Al igual que la migración absoluta, la intensidad de la migración reciente disminuyó en los últimos años y, de un valor de 7.8 personas por cada mil habitantes al año en el quinquenio 1995-2000, pasó a 5.9 personas por cada mil habitantes al año para el lustro 2010-2015.

La edad mediana de la población migrante aumentó de 23 años en el primer quinquenio a 26 años para el segundo. Estos dos valores son menores que los de la población total de cinco años y más, 25 y 30 años, respectivamente, debido a que los migrantes tienden a concentrarse en ciertos grupos de edad, tal y como se aprecia en la gráfica 2. El aumento en la edad mediana de la población migrante se explica por el mayor tiempo promedio dedicado a la asistencia escolar.

 

Gráfica 2. México: tasa específica de migración femenina intermunicipal, 1995-2015
Fuente: elaboración propia con información de los microdatos del censo general de población y vivienda 2000 y de la encuesta intercensal 2015.

 

En la gráfica 2 se presenta la evolución en la tasa específica de migración reciente para la población femenina en 1995-2000 y 2010-2015. Las figuras para la población masculina son prácticamente las mismas. Hubo en general mayor intensidad migratoria en el primer periodo respecto al segundo, pero en ambos el movimiento migratorio se concentró en edades entre los 15 y 29 años. Para el segundo periodo, 43% de los migrantes recientes estaban en esos grupos de edad, en donde generalmente se llevan a cabo las transiciones en el curso de vida correspondientes a la salida de la escuela, primera entrada al mercado de trabajo y formación del hogar. También se observa un repunte en la intensidad migratoria a partir de los 65 años en el quinquenio 1995-2000, y de los 75 años para el lustro 2010-2015. Este comportamiento se relaciona con la migración de retorno ante el retiro del mercado de trabajo.

La población de México tiene cada vez mayor nivel educativo y significa más años de asistencia escolar. En 2000, los años promedio de estudio fueron 6.4, mientras que en 2015 aumentaron a 7.7. La mayor cantidad de años de estudio es un elemento que explica la mayor edad mediana de la población migrante. Pero también la intensidad migratoria se encuentra estrechamente asociada a los años de estudio. En la gráfica 3 se presenta la intensidad migratoria de la población femenina según años de estudio en 2000 y 2015.

 

Gráfica 3. México: tasa de migración femenina intermunicipal según años de estudio, 1995-2015
Fuente: elaboración propia con información de los microdatos del censo general de población y vivienda 2000 y de la encuesta intercensal 2015.

 

Los datos de la gráfica 3 corresponden a la población femenina y son muy cercanos a los de la población masculina. A mayor nivel educativo, mayor intensidad migratoria, lo que supone que en el flujo de la migración interna hay un intercambio de capital humano en favor de las ciudades y puntos de destino, y en contra de los de origen. La propensión a migrar es parecida entre los cero y 11 años de estudio. Pero el salir de preparatoria e ingresar a la educación superior, significa un cambio relevante en la probabilidad de migrar. En 2000 y 2015, la mayor intensidad migratoria se alcanzó con 14 y 18 años de estudio, es decir, a la mitad de los estudios universitarios o al concluir los de maestría.

Por último, la migración interna es más un asunto de decisión familiar que individual. De los migrantes recientes del quinquenio 2010-2015, 30% declaró ser jefe de familia en el lugar de destino; 19%, cónyuge; 26%, hija o hijo, y 24%, otro parentesco con el jefe de familia. Esto significa que a lo más una tercera parte de la población migrante emprendió la movilidad en forma solitaria, mientras que dos terceras partes lo hicieron acompañados con la pareja, hijos o ambos.

 

Nota final

 

La migración interna es el principal mecanismo demográfico para la redistribución espacial de la población en el territorio nacional. Las teorías migratorias enuncian que los migrantes se mueven principalmente por motivo laboral, su inserción al mercado de trabajo, y suelen salir de lugares de menor nivel salarial y demanda ocupacional hacia lugares con mayor remuneración promedio y/o más fuentes de trabajo. La migración en México es ahora principalmente de tipo urbana-urbana, es decir, los lugares de origen y destino son ciudades. En general, a mayor tamaño de la ciudad, mayor número de inmigrantes. Pero la mayor intensidad migratoria en el país la tienen ciudades turísticas como Cancún, Los Cabos y Playa del Carmen. La migración interna debe ser asunto de política pública para acompañar a los lugares de origen y destino. Cada vez será necesario, además, tener acciones para contrarrestar los efectos de la migración interna forzada debido a la inseguridad y al cambio climático.

 


Bibliografía

 

Anderson, B. (2015), World population dynamics, Boston, Pearson.

Bernard, A., M. Bell y E. Charles-Edwards (2014), “Life-Course Transitions and the Age Profile of Internal Migration”, Population and Development Review, vol. 40, núm. 2, pp. 213-239.

Boyle, P., K. Halfacree y V. Robinson (1998), Exploring Contemporary Migration, Harlow, Inglaterra, Pearson.

Castles, S., H. Haas y M. Miller (2014), The Age of Migration, Nueva York, Guilford Press.

Leridon, H. y L. Toulemon (2014), Demografía, México, El Colegio de México.

Molloy, R., C. Smith y A. Wozniak (2011), “Internal Migration in the United States”, Journal of Economics Perspectives, vol. 25, núm. 3, pp. 173-196.

Rodríguez, J. y G. Busso (2009), Migración interna y desarrollo en América Latina entre 1980 y 2005, Santiago de Chile, Comisión Económica para América Latina y el Caribe.

Rossi, P. (1955), Why Families Move: a Study in the Social Psychology of Residential Mobility, Glencoe, Illinois, Free Press.

United Nations (2017), International Migration Report, Nueva York.

United Nations Development Programme (2009), Human Development Report 2009. Overcoming Barriers: Human Mobility and Development, Nueva York.

 

 


* JAIME SOBRINO
Profesor-investigador, Centro de Estudios Demográficos, Urbanos y Ambientales de El Colegio de México.