¿Cómo llega la luz a tu casa?

Cuando encendemos la luz o echamos a andar un aparato eléctrico se concluye un proceso que se inició a veces a cientos de kilómetros y que involucró a diversas instancias y a decenas de personas. He aquí todo lo que no sabes y querías saber sobre la manera en que llega la energía eléctrica hasta el lugar en que tú la necesitas.

 

DIANA TERRAZAS SANTAMARÍA / JESÚS SERRANO LANDEROS*

 


 

Todos los días empleamos energía eléctrica prácticamente a todas horas para la mayoría de nuestras actividades. En nuestro país, en 2018, el gasto en energía eléctrica fue de alrededor de 500 mil millones de pesos,1 cifra 15% mayor al presupuesto de las secretarías de Educación Pública y de Salud juntas.

Debido a su importancia para la vida diaria y para la producción de bienes y servicios, todas la personas y empresas requerimos energía eléctrica, pero ¿te has preguntado cómo es que llega a tu domicilio, escuela o centro de trabajo, o quiénes intervienen para ello y cómo lo hacen?

De manera análoga a lo que sucede con muchas mercancías que consumimos, en el caso de la electricidad, el primer paso es producirla. A esta actividad se le conoce como generación. La primera central de generación comercial en el mundo inició operaciones el 4 de septiembre de 1882 en Pearl Street, en la ciudad de Nueva York, Estados Unidos.

Para producir energía eléctrica se requiere de una fuerza que mueva un dínamo, el cual convierte la fuerza mecánica en eléctrica, excepto en la tecnología fotovoltaica, con la que los paneles transforman la iluminación en electricidad. Si la fuerza proviene de una caída de agua, a la central se le conoce como hidroeléctrica, como la de Chicoasén, en Chiapas. En las centrales térmicas, el dínamo es impulsado por un motor o turbina de vapor obtenido a partir de la quema de combustibles, como la Central Valle de México en el Estado de México. El vapor también puede producirse con el calor de un reactor nuclear, como es el caso de Laguna Verde, en Veracruz.

Se les conoce como economías de escala a los procesos por los cuales resulta más barato producir grandes volúmenes de una mercancía o servicio en lugar de producirlo para cada consumidor en lo individual. Con frecuencia, éste es el caso de la generación eléctrica. Así, para aprovechar ya sea la disponibilidad de un recurso natural o las economías de escala, es común que la energía eléctrica se produzca en sitios distintos a los de su consumo y que sea necesario transportarla desde los centros de producción hasta sus destinos.

Es por ello que el transporte de la energía es el segundo paso para que la electricidad llegue a donde la necesitamos. La mayoría de las veces se realiza a través de redes de cables soportados por torres de acero y se realiza a voltajes muy elevados para reducir las pérdidas (mermas). A esta actividad se le llama transmisión.

Una vez que la energía llega a las grandes áreas de consumo, como la Ciudad de México, la actividad de distribución se encarga de hacerla llegar a los usuarios en condiciones (voltaje) en las que ellos puedan usarla. Finalmente, también son necesarias algunas actividades comerciales, como cobrar a los consumidores, que llevan a cabo los encargados del suministro.

A diferencia de otros bienes, existe una característica de la energía eléctrica que determina cómo se organizan todos los agentes involucrados en el proceso: debe producirse en el momento que se requiera, ya que no es económicamente viable almacenarla en cantidades que pudieran satisfacer el consumo ni siquiera para el siguiente día. Al mismo tiempo, todos los consumidores esperamos que al accionar el interruptor o encender algún aparato la energía fluya inmediatamente.

Para asegurar que se atienda la demanda en todo momento, es necesario un operador del sistema, quien coordina la producción de todas las centrales de generación, indicándole a cada una en qué momento y qué cantidad de energía producir. En México, el operador del sistema eléctrico nacional es el Centro Nacional de Control de Energía (cenace), que es un organismo público descentralizado.

Al mismo tiempo, la energía debe cumplir con un cierto nivel de calidad y no presentar interrupciones; de lo contrario, nuestros aparatos no funcionarían adecuadamente o incluso se descompondrían. Para poder atender la demanda de energía de manera instantánea, con la calidad adecuada y sin interrupciones, es necesario que, además de las centrales que producen la energía, haya otras listas para empezar a generar instantáneamente o en un plazo muy corto (reservas), otras operando para mantener el voltaje y, en caso de una interrupción generalizada, otras más para restablecer el servicio en el menor tiempo posible. A estas actividades de apoyo al sistema se les conoce como servicios conexos.

¿Cómo toma las decisiones el cenace? Todos los días del año, para cada hora del día siguiente, el cenace ordena de menor a mayor costo las plantas de generación disponibles, eligiendo las de menor costo para atender lo que se espera de consumo en el país el siguiente día. A ello se le conoce como despacho económico. También selecciona aquellas centrales necesarias para apoyar el sistema con servicios conexos a fin de que pueda enfrentar cambios inesperados en consumo o generación y que la energía tenga la calidad esperada. Por ejemplo, el consumo de energía de los equipos de aire acondicionado puede resultar mayor al esperado si la temperatura fue mayor a la anticipada o si el juego final de la Copa del Mundo de futbol se extiende hasta penaltis. También en ocasiones ocurren fallas en los equipos de las centrales eléctricas que impiden contar con parte o la totalidad de la capacidad de generación de una central.

Para una mayor comprensión de la forma en que se organizan o pueden organizarse las actividades involucradas en la industria eléctrica, empecemos por las actividades de distribución y transmisión en donde un solo proveedor de cada uno de éstos podría tener menores costos que si hubiera varios. En México, es un servicio público prestado por empresas subsidiarias de la Comisión Federal de Electricidad.

Imaginemos que cada generador entrega a un grupo de usuarios, a través de un cableado establecido entre ellos (red), la energía que produce; es decir, para cada conjunto de generador-usuarios sería preciso disponer de los recursos suficientes para asegurar que la energía tenga la calidad esperada y que no haya demasiadas interrupciones. Además, si los diferentes conjuntos no estuvieran conectados, esto impediría llevar energía barata desde lugares donde no se ocupó toda la energía planeada a lugares donde se requiere una mayor cantidad de energía de la anticipada. Si todos los usuarios y generadores están conectados a la misma red, pueden compartirse servicios conexos y llevar energía de cualquier punto a otro de la red, disminuyendo el costo que pagan los usuarios por la luz que consumen. Es de notar que el alcance de la distribución es el área donde lo óptimo es una sola red, lo que no implica que no puedan existir varias empresas locales de distribución sin tener efectos negativos. La existencia de varias empresas o divisiones de distribución permitiría al regulador tener referencias de costos para determinar tarifas.

Por otra parte, las actividades de generación y comercialización tienen características que permiten que más de una empresa participe en ellas. En México, actualmente operan más de 200 centrales eléctricas con diversas tecnologías.

Una pregunta que surge es si lo mejor para la sociedad es que exista una sola o varias empresas que operen todas las centrales. Esta cuestión la abordó Ronald Coase por primera vez en 1937 en su artículo sobre la naturaleza de la empresa.2 De acuerdo con este autor, la decisión de realizar ciertas actividades o producir ciertos bienes dentro de una empresa, en lugar de comprarlos a un proveedor externo, depende de los costos de realizar contratos así como de la incertidumbre sobre si el producto contratado será el deseado. Cuanto mayores sean los costos o la incertidumbre, la producción dentro de la empresa resultará más atractiva. Tratándose de la generación de energía eléctrica, la experiencia nacional e internacional es que en los contratos pueden establecerse especificaciones de calidad y disponibilidad suficientes para asegurar que el producto recibido sea el deseado.

Asimismo, Coase argumenta que existe un límite a la capacidad de ejecución de una empresa conforme ésta crece, lo que podría restringir la habilidad de una compañía única para atender un mercado grande. Desde otro punto de vista, si una empresa es la única que realiza una actividad, en este caso la generación de electricidad, ésta tiene incentivos para aprovechar su posición y elevar los precios en detrimento de los consumidores, debido a que no existirían empresas rivales con las cuales competir por mantener consumidores o acaparar a otros nuevos.

Y, hablando de competencia, conviene un par de reflexiones adicionales sobre las actividades de transmisión y distribución. La primera: una empresa única de transmisión o distribución tendría incentivos para aprovechar su posición única y elevar sus ingresos. Por ello, en varios países, incluido México, las tarifas que pagan los consumidores de electricidad son determinadas o aprobadas por un regulador. La segunda: la única forma que tiene un generador de participar en el sistema es mediante su conexión a la red. De esta manera, la empresa que maneja las redes eléctricas podría impedir la conexión de generadores a la red si considera que pueden disminuir sus ganancias como consecuencia de ello. Para atender esto último, en México, la Ley de la Industria Eléctrica, aprobada en 2014, permite la libre entrada de generadores.

En este mismo orden de ideas, conviene señalar que más del 90% de los usuarios somos muy pequeños respecto a la suma de todos los otros consumidores, por lo que somos vulnerables a las condiciones que pudieran imponer los suministradores. Para evitar abusos, las condiciones de prestación del servicio y los precios para usuarios pequeños se encuentran regulados. En México, la Comisión Reguladora de Energía es la encargada de esto.

Finalmente, cabe aclarar que, si bien algunas tecnologías emplean combustibles, en la industria eléctrica no se explotan recursos naturales no renovables ni existen restricciones físicas para incorporar centrales adicionales o nuevas redes, por lo que no existen rentas económicas. Por ejemplo, la renta petrolera es la diferencia entre el valor del petróleo extraído y el costo por extraerlo. Por lo tanto, no es necesario un régimen fiscal especial que permita evitar la apropiación de los particulares de la renta económica, como es el caso de la extracción de hidrocarburos.

En conclusión, este sistema cuenta con características que hacen que sea óptimo que, para ciertas etapas de la cadena (transmisión y distribución local), una sola empresa con tarifas reguladas se haga cargo de la actividad, mientras que, para otras (generación y comercialización), lo mejor es que haya varios competidores. Mantener esta diversidad, y abogar por ella, hará que la luz siempre llegue a donde y cuando la necesitas de la mejor manera y al menor costo.◊

 


1 Incluye autoabastecimiento y las ventas de energía eléctrica y subsidios de la Comisión Federal de Electricidad.

2 Ronald Coase, “The Nature of the Firm”, Economica, núm. 4, noviembre, 1937, pp. 386-405.

 


* Los autores son egresados de la Maestría en Economía del Centro de Estudios Económicos de El Colegio de México. Diana Terrazas Santamaría actualmente se desempeña como profesora-investigadora del mismo Centro. Jesús Serrano Landeros ha ocupado diversas posiciones en la administración pública, la más reciente como comisionado de la Comisión Reguladora de Energía. También ha sido profesor de asignatura en varias instituciones, como la unam, el itesm y El Colegio de México.