
17 Jul ¿Cómo en una lengua precisa, anémona?
–MARICELA GUERRERO*–
Introducciones
Aquí a 557 kilómetros de distancia al este en dirección hacia el camino mexiquense, siguiendo instrucciones del localizador durante siete horas y treinta y tres minutos sin detenerme podría llegar a un bosque en el que desde 1976 se dejaron de ver lobos, el Canis lupus baileyi cuyo peso podría variar de 25 a 47 kilos, casi como mi hijo mayor que este otoño cumplirá 12 años.
Ahora introdujeron compañías constructoras extranjeras que derribarán árboles y traerán progreso, una vida mejor y drenaje y servicios para usted y su familia, ¡deje de pagar renta y hágase de un patrimonio! Dice su oferta donde un hombre blanco abraza a una mujer trigueña y los dos amparan a un niño y una niña muy sonrientes.
A siete horas y veintitrés minutos, siguiendo por la carretera internacional a Oaxaca y después tomando hacia Tehuantepec, siguiendo instrucciones podríamos llegar a San Pedro y San Pablo Ayutla que colinda con Tamazulapan del Espíritu Santo. Los dos pueblos pelean por mover límites y un manantial.
Ayutla apela a un mapa que localizaron en el archivo Orozco y Berra: Plano del pueblo de Ayutla, Distrito de Villa Alta del año 1907 con medidas de 47 x 73 centímetros, varilla: CGOAXX01 con número de clasificación: 3055-CGE-7272; ahí queda claro que el manantial deviene y augura paz.
Han pasado más de cuarenta días y el manantial sigue bajo resguardo de los municipales y muchas células se plantean preguntas en lenguas inusitadas y minerales.
En muchas lenguas vernaculares se plantean preguntas a los lagos y las montañas, en muchas lenguas, millones de células piden paz y devenir.
Devenir lengua en agua que fluye:
sílabas, sonidos, fonemas que en combinaciones inusitadas y variables
resuenan
como un conjunto de árboles:
alamedas, pinales, plantaciones, bosques, selvas: el baldío de al lado:
resonar respiración compartida: aliento
sin congoja ni estrujamientos:
alivio a millones de años luz:
tus ojos
tus pestañas,
imagínate decía Olmedo:
expandir el corazón: brotan manantiales en difusas y posibles lenguas en químicas orgánicas e inorgánicas y los pulmones y el baldío de al lado habitan:
aire compartido:
células soñando con células
mórulas
sábila
hierbabuena
olmo
arce abeto
lobo
no estamos solos:
Estamos
aquí.
Ríos
Nombrar y controlar los caudales de los ríos es una labor de hidrólogos, geógrafos, militares e ingenieros que atienden formas convenientes de desviar los lechos, de cercarlos, de secarlos: para que se ajusten a formas caprichosas y tuberías.
Guadal quiere decir río.
Guadalupe es el nombre de un río de lobos.
¿Imaginamos un río de lobos en las mesetas que cobija riachuelos, arroyos y comunidades de vida comunicándose en una lengua que no sea la lengua de imperio?
Un río de lobos que despierte
que corra:
ajeno a la lengua del imperio.
Un río de lobos que alimente y limpie las palabras, las frases, las ideas imperiales que contra mis propios fluidos y linfas he pronunciado: con las que les lastimé, palabras con las que se desgarraron vínculos y destejieron enredaderas. Sigo buscando cómo recuperarnos de este caos doloroso.
Sigo buscando un caudal y una lengua que acerque y fluya libre: una lengua vernacular que nos comunique y nos vincule con el baldío de al lado.
Hablar en lobos en moléculas, comprender el modo en el que el azar nos entreteje y nos tiende variables: atender la variabilidad, la fotosíntesis y la verdosidad del aire y de las hojas: recuperar las nubes de la infancia.
Respirar
Había una vez un mundo en el que el sueño de las células sólo era devenir células y fluía en lenguas vernaculares:
después comenzamos una carrera por buscar la combustión para producir magnitudes en la lengua del imperio, que la idea del imperio impuso.
y a veces parece
que perdimos
que rompimos
aceptamos jaulas, jardines botánicos y zoológicos:
oficinas
vehículos de locomoción
altius fortius raudos:
aunque en el baldío de al lado:
la vida bulle
y me vuelvo cursi
y simple:
imagino que si hago
crecer un árbol podremos hablar
y escucharnos
así:
respiraciones
comunes,
puntos de vista paralelos:
un lobo y un cangrejo:
anémonas malvas:
valentía
y abrazo en
un álbum de la forma de las hojas en las manos
diques y represas a la lengua del imperio:
con sus magnitudes y medidas:
aunque ahora te encuentres
en la misma ciudad
a nueve kilómetros y un metro de distancia
a veinte minutos sin tráfico
estás más lejos que la
secuoya que la mujer
no pudo salvar
que los bosques que se están talando justo ahora
o el manantial que resguardaron esta
tarde los municipales:
sembraré un árbol.
Estoy aquí hablando en lo que tengo porque
respirar contigo es una transformación que produce aliento.
Alentar es una forma redonda y cálida de resistir.
Devenir célula que sueña devenir célula.
¿Cómo en una lengua precisa, anémona?
Soñaríamos fonemas que devienen precisos e impermanentes márgenes de holgura y placidez, extensiones inmensas de un presente bullendo en la hermosa combustión de inspirar oxígeno y expirar dióxido de carbono y otros gases: reburbujeo de calidez y luz, aromas, balbuceos, quejidos, babas, mocos, fluidos estruendosos, amorosos gemidos que quedan balbuciendo una inhalación tras otra y dan paso a nuevas y redondas maneras compartir espacio, ocupar tus honduras y las mías como el agua que fluye en las montañas: claro río.
Amarnos en presencia y alegría como la gota que derrama el vaso, amarnos ahora anémonas imantadas y espléndidas en inhalación y exhalación profunda bosque arriba ajenas al dolor y a las imperiales formas. Ajenas al tú o al yo trágico, cómico y Leucipo.
Amarnos ajenas anémonas precisas y bullentes formas de la tarde, presencias espumosas transformadas en calidez y bonituras deleitables sin orillas, trancas: hojas sueltas.
Amarnos malvas volcadas en caricia en alegría en prístinas piedras al fondo del claro río, manantial, tumbadas en paz y en reverberaciones libres:
Amarnos
Y a veces detenerse
es otra forma de fluir.