
23 Mar Cactus del viento* de Nanao Sakaki
A diez años de la muerte de Nanao Sasaki, Yaxkin Melchy Ramos entrega una selección de poemas —en una traducción suya al español— de uno de los poetas más representativos del movimiento de la contracultura japonesa de los años sesenta.
TRADUCCIÓN Y NOTAS DE –YAXKIN MELCHY RAMOS**–
Vivir con el lodo entre las patas
Si escuchaste
cosas feas
lávate las orejas
Si viste
cosas sucias
lávate los ojos
Si tuviste
pensamiento ruines
lávate el corazón
Pero
siempre
déjate el lodo entre las patas.
10 de octubre de 1983
Río Chūbetsu, Hokkaidō
Nota del traductor
¿Qué significa caminar con el lodo entre las patas? La voz del poeta se dirige al lector de manera concisa e informal para decirle que mantenga día a día la limpieza de los sentidos, la mente y el corazón (en Japón corazón o kokoro es la mente y los sentimientos). El tema del lodo o barro del camino nos recuerda también los versos del poeta español Miguel Hernández: “Me llamo barro, aunque Miguel me llame. /Barro es mi profesión y mi destino /que mancha con su lengua cuanto lame”. Ambos poemas retoman el lodo para caracterizar lo humilde. A semejanza del poema de Hernández, el poema de Nanao hace un llamado al lector para que no se olvide de permanecer siempre humilde y abierto al mundo. Así, la palabra japonesa doroashi (literalmente “pies enlodados”), evoca la idea de la faena con los pies desnudos, un tópico común en el budismo zen.
Raúl Godínez Nivón, ex misionero mexicano que vive hace algunas décadas en Japón, me explicó que este poema le recordaba las calles de su natal Juchitán en los días de lluvia, es decir, un tipo de paisaje cada vez más escaso en el Japón moderno: “Las calles enlodadas son algo que ya no se ve frecuentemente en las ciudades japonesas, sin embargo, estoy seguro de que hay zonas en donde prevalecen calles y caminos sin asfaltar, lugares de Japón transitados por personas humildes, mayormente en las zonas rurales. Esto es lo que me recuerda el poema de Nanao con su estilo hosco y sencillo”. Para terminar, Nanao sitúa el poema en el río Chūbetsu, en la norteña isla de Hokkaidō, lo cual sugiere que se trata de una enseñanza del camino rural, que es la de vivir sin falsas pretensiones de pureza.
Espejo de agua
Chiquito chiquito charco de agua
se despeja el aguacero
bajo la cumbre charquito de agua
chiquito chiquito charco de agua
chiquito chiquito charco de agua
bajo la cumbre charquito de agua
reflejando las estrellas
reflejando las nubes
reflejando los árboles
reflejando los pájaros
reflejando las personas
después no conservas ningún reflejo
chiquito chiquito charco de agua
se despeja el aguacero
bajo la cumbre charquito de agua
cuando se junta agua espejo de agua
reflejándolo todo espejo de agua
refleja todo el planeta Tierra
proyecta todo el Universo
incluyéndose a sí mismo
chiquito chiquito espejo de agua
hasta que se seca y se desvanece
hasta que se seca y se desvanece
11 de noviembre de 2003
Nota del traductor
Nanao escribió este poema, el penúltimo, a los 80 años. En la versión japonesa del poema se utiliza el ritmo visual de la poesía moderna mezclada con el ritmo sonoro de 5 y 7 moras, que es el patrón común en la poesía tradicional. En “Espejo de agua” (Mizukagami) el poeta expresa la existencia profunda de un charco de agua en las montañas. Aunque su existencia es efímera y humilde, el pequeño charco es un espejo fiel del mundo. Cuando se describe que el espejo de agua contiene en sí mismo a “todo el planeta Tierra…incluyéndose a sí mismo” se evoca la idea de una esencia última en la cual la existencia individual contiene el todo.
Además, la imagen poética de que algo efímero y pequeño puede contener el universo se relaciona con la idea budista, muy común en Japón, de que la enseñanza de los budas puede encontrarse en los fenómenos más mundanos: árboles, ríos, piedras, etc. Por otra parte, en algunas entrevistas Nanao comparaba la labor del poeta con la de un espejo que refleja el mundo sin distorsiones. Por ello, la labor auténtica del poeta sería la de reflejar por medio de sus palabras el universo, incluyendo a los seres humanos, sin pretensiones de posteridad.
Kokopelli
Yo soy una canción
Yo soy el que aquí camina
—de un antiguo hopi
Aquí significa
donde el amanecer te encuentra
Aquí significa
donde el viento te encuentra
Aquí significa
donde las flores te encuentran
Aquí significa
donde los pájaros te encuentran
Aquí significa
donde la canción te encuentra
Yo soy una canción
Y aquí camino.
4 de abril de 1992
Nota del traductor
Este poema conecta la experiencia del caminar, representada en la figura precolombina del caminante flautista Kokopelli, con la experiencia de estar “aquí”. El poema hace un juego verbal con la palabra Kokopelli, ya que cada verso comienza con koko que en japonés significa “aquí”. La repetición de cada verso introduce diversas definiciones de koko o “aquí”, que forman una progresión en la cual “aquí” se convierte en un lugar de encuentro con el amanecer, la brisa, las flores y las canciones. El poema nos habla de la frontera que se diluye entre el “tú” (kimi) y la naturaleza. Este lugar sin frontera es donde se encuentra el aquí (koko) que se conecta con la identidad antigua del flautista Kokopelli.
Por ello, este poema nos muestra la convergencia de la visión del poeta con la visión dinámica del universo nativo americano. Según la escritora Paula Gunn Allen: “Todos los fenómenos que vemos ‘dentro’ o ‘fuera’ de nosotros son como nosotros, manifestaciones de un universo inteligente del que emergen, así como lo son todas las cosas de la tierra y del cosmos más allá de ésta. En consecuencia, la unidad del todo es preservada y reflejada en el lenguaje y el pensamiento. Las divisiones arbitrarias del universo en seres “divinos” y “mundanos” o “naturales” y “no naturales” no sucede”.1 Según la autora, el uso de las repeticiones en la poesía nativo-americana apoya la andanza del poeta, la ampliación de su percepción del mundo y el viaje psíquico. En este sentido se puede aventurar que el koko o “aquí” es también el canto de la naturaleza que inspira el corazón o kokoro del caminante.
Acerca de Nanao Sakaki (1923-2008)
Poeta, activista medioambiental y autoproclamado anarquista antropológico.
Nació en la localidad de Satsuma Sendai, en Kyūshū, al sur de Japón en 1923. Durante la Segunda Guerra Mundial fue operador de radar en una base aérea cercana a Nagasaki. Al finalizar la guerra, se trasladó a Tokio, en donde comenzó una vida como artista itinerante en los barrios bajos de la ciudad. En los años sesenta, su estilo de artista vagabundo contagió a la subcultura de jóvenes vagabundos por convicción o fūten del barrio de Shinjuku. En 1967 junto con los poetas Yamao Sansei y Nagasawa Tetsuo, entre otros, fundó La Tribu (Buzoku), un grupo de jóvenes que buscaba formas de vida alternativas a la cultura del consumo, a la vez que indagaba en las raíces profundas, ni elitistas ni militaristas, de Japón. Este grupo fundó tres comunas en Japón por las que pasaron cientos de jóvenes que buscaban una vida alternativa al capitalismo. Una de estas comunas fue el llamado Ashram del Baniano, en la remota isla de Suwanose, al sur de Kyūshū.
Nanao recorrió varias veces Japón a pie, desde Hōkkaido a Kagoshima y también hacia las alejadas islas Ryūkyū, es decir, de norte a sur, y viceversa. Sus pasos lo llevaron a encontrarse con algunos poetas viajeros de la llamada generación beatnik: Gary Snyder, Joanne Kyger y Allen Ginsberg, con quienes estableció una profunda amistad. En las décadas de los ochentas y noventas Nanao recorrió el desierto del suroeste de los Estados Unidos y el desierto del Pinacate en Sonora, y en 1990 escribió una bitácora de su exploración por Norteamérica titulada Cactus del viento en el desierto. Nanao se internaba, con una mochila al hombro, a vivir por largos periodos en galpones y casas abandonadas en el Japón rural, visitando a sus amigos, y participando en recitales de poesía hasta su muerte en 2008.
Fue un poeta bilingüe y traductor del poeta Kobayashi Issa al inglés. Sus poemarios, en japonés e inglés, cantan a los seres vivos de Japón, Norteamérica y Australia y se caracterizan por una profunda compasión budista, el uso del verso libre y el cultivo de una conciencia ecológica global. La crítica literaria lo considera un poeta itinerante en la misma senda de poetas como Saigyō, Bashō, Ryōkan e Issa, y un exponente de la literatura ecológica. Sus poemas han sido traducidos al checo, finlandés, francés, italiano, y coreano.
La presente traducción se basa en su libro Kokoperi no ashiato, ココペリの足あと (Las huellas de Kokopelli) publicado por la editorial Shichōsha en 2010.◊
* La obra completa fue publicada por la Asociación de Escritores de México, A.C., en 2016, en una edición no venal para la colección “Colores Primarios”. Agradecemos a la misma la autorización para la publicación de esta selección de tres poemas.