Rosario Castellanos, “La participación de la mujer en la educación formal”

Diálogos, núm. 44, marzo-abril de 1972.

 

El título de este ensayo no hace verdadera justicia a lo que hay en él —y es notable que la autora, al recogerlo un año después en Mujer que sabe latín… (1973), lo restringiera aún más: “La participación de la mujer mexicana en la educación formal”—; no sólo porque su perspectiva abarca mucho más de lo que el título declara sino porque éste, de tan serio, nos impide sospechar que uno de los recursos que propone contra la opresión de las mujeres es burlarse de los estereotipos, ridiculizarlos: “No aceptar ningún dogma sino hasta ver si es capaz de resistir un buen chiste”. “Y no hay que olvidar —añade en otro ensayo del mismo libro— que los mejores chistes los hace el diablo”… Es verdad: pocos dogmas hay que resistan las burlas del diablo, maestro de la crítica más seria y más severa: la que hace reír.