01 Ene Al rescate del estridentismo
FLORENCE OLIVIER*
La Señorita Etcétera.
Arqueles Vela.
Facsímil de la primera edición [1922],
edición preparada por Rose Corral,
Ciudad de México,
El Colegio de México, 2020, 297 pp.
Con el facsímil de la primera edición de La Señorita Etcétera vuelve al centro del escenario letrado la elusiva y huidiza musa estridentista o encarnación de la nueva prosa, aparecida el 14 de diciembre de 1922 como regalo a los lectores de El Universal Ilustrado, en el suplemento La Novela Semanal. Señal de los tiempos que corren, aquella Señorita, nacida de la imaginación masculina de un joven poeta y periodista, regresa de la mano de un equipo femenino de académicas capitaneado por Rose Corral: la propia editora, Yanna Hadatty Mora, Ana Laura Romero, María Tamargo y la añorada Katharina Niemeyer, a quien va dedicado el extenso estudio introductorio de la editora.
Si bien, como lo subraya Rose Corral en su estudio introductorio, no pretende el volumen ser una edición crítica, no dejan de resultar tan copiosos como esclarecedores los textos de la editora y de Yanna Hadatty Mora, quien se dedica a analizar e interpretar la realidad material de la edición original de esa primera novela estridentista.
El principio rector y el acierto mayor de la presente edición consiste en la publicación del facsímil, junto con anexos cuidadosamente seleccionados que acompañan la reproducción de la novela semanal y que gravitan a su alrededor, como otras tantas entradas de lectura del mismo texto de La Señorita Etcétera. Los nueve artículos periodísticos del propio Arqueles Vela no sólo restituyen el taller de escritura del polígrafo, poeta, periodista y, en 1922, flamante novelista, sino que contextualizan esa escritura entre las posibilidades de redacción y de publicación que brindaba a sus colaboradores El Universal Ilustrado. El lector del volumen accede así a esa conjunción entre escritor y medio específico que en parte determina la modernidad de la novela, ideada entre otras formas breves, escritas sin duda con mayor velocidad para su publicación en la prensa. Por otro lado, se le ofrece al lector un muestrario de las formas periodísticas auspiciadas por el semanario: entrevista, reseña, testimonio, nota literaria. Su variedad y la libertad de escritura que en ellas ejerce Vela corroboran la amplitud de criterios editoriales a los que apelaba el periódico.
Asimismo, valiosos resultan los tres artículos, de variadas facturas y propósitos, que dan fe de la recepción primera de la novela de Vela y, en el caso de los que firman Carlos Noriega Hope y el periodista Luis Marín Loya, de la cordialidad, cuando no complicidad, que caracterizaba las relaciones entre los periodistas del semanario, incluido su director. De especial interés, el ensayo del lingüista y filólogo Pablo González Casanova permite destacar la curiosidad intelectual y el aprecio estético que despertó en su momento la experimental novella, cuyas metáforas inauditas y, en menor grado, neologismos merecen un franco elogio por trastornar y renovar la tradición retórica y poética. Por último, publicar la entrevista que, en 1976, le hiciera Roberto Bolaño a Arqueles Vela para Plural señala un primer momento de rescate y valoración del estridentismo, relegado en ese entonces a los márgenes de la historia literaria mexicana, motivo por el cual van en su busca los marginados e iconoclastas infrarrealistas. Identificados los estridentistas como representantes de una estética revolucionaria, pueden ser los aliados de los nuevos rebeldes. Otro aliciente ofrece esta entrevista, ya que en ella discernirá el lector un estilo poético narrativo que recuerda las estrategias desplegadas en los veinte por el entrevistador Arqueles Vela frente a Rafael López o Alfonso Reyes. Aunando la amable mitificación a los datos biográficos en la introducción a modo de semblanza del entrevistado, las entrevistas del joven Vela y del joven Bolaño resultan piezas literarias por derecho propio.
Otra de las afortunadas elecciones de esta edición consiste en la escansión, acorde con el espíritu vanguardista de transfusión entre las artes que reivindica Vela en su nota “El pictografismo ideológico”, que aporta el material iconográfico al material textual. El volumen, señala Rose Corral, se pensó como un doble homenaje a Arqueles Vela y a Guillermo Castillo (Cas), quien ilustró La Señorita Etcétera para la Novela Semanal. Una de sus estilizadas imágenes, la de una joven e ingrávida paracaidista, figura a modo de simbólico cotítulo en la portada del volumen. A su vez, el facsímil ostenta su propia portada el retrato de Arqueles Vela realizado por su compatriota Alfredo Gálvez Suárez. Gracias al minucioso estudio de Yanna Hadatty, este artista y amigo de Vela queda situado entre los exponentes guatemaltecos de cierta vanguardia americanista e indigenista, cuyo miembro más famoso es Miguel Ángel Asturias. Pero, así como el texto de la novella se publica aquí con los planetas textuales que orbitan a su alrededor, su componente iconográfico se complementa no sólo con un retrato de Vela hecho por Cas, sino con tres caricaturas de Hugo Tilghman que retratan a los cómplices que urdieron la publicación de La Señorita Etcétera: Arqueles Vela, Carlos Noriega Hope y Guillermo Castillo. Más aún, tanto los anexos como los estudios introductorios se ven ilustrados con reproducciones de planas de El Universal Ilustrado que, entre otros efectos de contextualización, dan fe de la modernidad del semanario. Una de ellas hace constar el gesto, por así decirlo, autobiográfico y promocional del movimiento estridentista: en la presentación titulada “El movimiento estridentista en 1922” —que, ni tardo ni perezoso, publica Manuel Maples Arce el 28 de diciembre de 1922—, Andamios interiores y La Señorita Etcétera se ostentan, textual y gráficamente, como los dos polos, poesía y prosa, de las creaciones literarias estridentistas.
El propio facsímil incluye el cuento “Los espejos de la voz”, dedicado a Carlos Noriega Hope y brindado al lector de La Novela Semanal como pilón de la novella. Yanna Hadatty destaca oportunamente el carácter metaficcional de este cuento que escenifica, jocosamente, las desventuras que acechan a los reporteros en una redacción regida por los imperativos de velocidad de la prensa escrita.
Entre los elementos del aparato crítico del volumen, se agradece la valiosa y actualizada bibliografía, así como el “Apéndice” a cargo de Rose Corral y Ana Laura Romero. Este último estudio, si bien breve, acucioso, coteja las primeras dos ediciones de La Señorita Etcétera: ésta de 1922 y aquélla incluida en El café de nadie publicado en 1926 por las ediciones Horizonte de Xalapa. Rose Corral señala cómo los arbitrarios cambios tipográficos que ostenta la segunda edición respecto de la primera desvirtúan un elemento esencial de la poética del relato: los característicos puntos suspensivos de la prosa vanguardista.
En parte estructurado por la guía de lectura que le brindan a la investigadora los anexos que seleccionó para su aproximación al texto, el estudio introductorio de Rose Corral, “Una novela casi centenaria: La Señorita Etcétera de Arqueles Vela”, hormiguea en observaciones y comentarios a cual más certeros, amén de ceñirse a la obligada erudición que requiere este tipo de edición.
Con tantos cuidados críticos y editoriales, la casi centenaria novela, bañada en fuente de juventud, no puede sino hallar nuevos y entusiastas lectores.◊
* FLORENCE OLIVIER
Es catedrática de Literatura Comparada en la Universidad de La Sorbonne-Nouvelle. Participó en la obra colectiva Los Contemporáneos en el laberinto de la crítica. Homenaje a Jaime Torres Bodet, publicada por El Colegio de México en 1994.