A la luz de 1968: el feminismo a través de las generaciones. Apuntes sobre el debate en ágora

Como parte de las actividades del Comité Interuniversitario M68 Ciudadanías en Movimiento se realizó el Coloquio Internacional, que reunió a cerca de un ciento de conferencistas en más de 50 sedes. El 6 de septiembre de 2018, El Colegio de México fue escenario de una charla sobre el feminismo en México desde la mirada de distintas generaciones. Mariana Oliver presenta en el siguiente texto la crónica de lo que fue ese conversatorio.*

 

–MARIANA OLIVER**

 


 

Si estuviéramos en 1968, este escenario sería impensable en cualquier institución universitaria en México porque ninguna mujer sería su presidenta o rectora. En la mesa de diálogo, probablemente, no habría mujeres. Y las que estuviesen cerca de ahí estarían fuera de plano, en donde no pudiesen ser vistas y, por lo tanto, no serían mencionadas ni recordadas. La primera actividad organizada por un comité interuniversitario no sería un debate en torno a los feminismos, acerca de los derechos de las mujeres. Se evitarían palabras como abortista, transexual, homosexual o cualquier otro término que remitiese a lo considerado abyecto. Un diálogo intergeneracional sería un hecho ajeno a los espacios académicos.

Hoy es jueves 6 de septiembre de 2018. Han pasado casi 50 años desde la noche del 2 de octubre en Tlatelolco. La luz del mediodía recorre la explanada de El Colegio de México y la gente empieza a congregarse. El debate no está cercado en un auditorio ni en un salón. Algunos asistentes comienzan a ocupar las sillas, otros prefieren las escaleras. Sacan sus cuadernos, se preparan para tomar notas, para preguntar, para disentir. Recuerdo, recordamos, dicen los versos de Rosario Castellanos que no han cesado de repetirse durante estas semanas. La memoria nos convoca: la obligación de recordar. Y ojalá no olvidemos que podemos estar aquí sentadas, escuchando, porque otras antes que nosotras salieron a la calle a exigir tener una voz.

Este debate es la primera actividad organizada por el Comité Interuniversitario M68: Ciudadanías en Movimiento, conformado por las universidades Nacional Autónoma de México, Iberoamericana y Autónoma de Chapingo, así como por el Instituto Politécnico Nacional y El Colegio de México. La presidenta de esta última institución nos da la bienvenida; en su discurso enfatiza la importancia de que éste sea en torno al movimiento feminista en México; alude al papel de los movimientos sociales en la transformación de México, a los temas pendientes en la agenda, que son los mismos que hace cinco décadas: igualdad de género, maternidad voluntaria, violencia sexual, participación política de las mujeres. Nos pregunta dónde estaban las mujeres en el 68. Gracias a las fotos, sabemos que estaban ahí, en las calles, pero rastrear su participación en el movimiento estudiantil es difícil, hay poca información: también esta historia la contaron los hombres. Dijo Ana Ignacia Rodríguez, La Nacha, que la participación política de las mujeres en los mítines y en las asambleas fue omitida, que muy pocas se atrevían a hablar. Y esas mujeres que no hablaban fueron las mismas que el día después de la matanza salieron a buscar en las cárceles y en los hospitales a sus compañeros desaparecidos.

Son tres las panelistas: Marta Lamas, Mónica Meltis y Velvet Romero, feministas de generaciones distintas. El tema a debate es la transformación del movimiento feminista en México desde 1968. Marta Lamas es la primera en intervenir: se sitúa en los setenta y en la segunda ola del feminismo. En aquel momento, los temas vinculados a la sexualidad unieron a los grupos de mujeres en torno a tres demandas: la maternidad voluntaria, que abarcaba educación sexual, anticonceptivos y derecho al aborto libre; el respeto a la “opción sexual”, a la que ahora nos referimos como diversidad; y el alto a la violencia sexual. En contraste, dice Lamas, los temas vinculados con la sexualidad son los que causan mayores divisiones entre feministas actualmente: el comercio sexual, la violencia sexual y el acoso, por ejemplo. Hacia el final de su intervención, evoca los meses anteriores a octubre del 68: “Estar hermanados o en sintonía en esas marchas que salían de la Escuela de Antropología del museo en Reforma —y en donde estábamos todos: pobres, ricos, güeros, morenos, estudiantes, obreros, amas de casa, todos— era una sensación de que había algo que nos importaba y nos afectaba a todas las personas y era cambiar ese sistema político y era instaurar un diálogo y una manera distinta de gobierno”.

Mónica Meltis menciona la cuarta ola del feminismo; habla de las mujeres de su generación, las que rondan los 30 años. “Para ellas —dice—, muchas de las reivindicaciones que generaciones anteriores creían haber alcanzado no están presentes en la vida cotidiana; no debemos pensar que las peticiones del feminismo son un tema acabado”. Y aborda otro tema importante para todas: la colectividad frente al individualismo, que pareciera impedir la articulación política, que suprime el sentido de pertenencia: “No estamos encontrando espacios de comunicación, de articulación, de discusión, espacios de encuentro”.

Velvet Romero cuestiona la agenda feminista que se instituyó en la década de 1970. Lo llama un feminismo hegemónico que subsumió otras voces. Arroja entonces preguntas necesarias: “¿Cuánto de nuestro propio pensamiento feminista ha sido colonizado también por el eurocentrismo, el racismo, el clasismo y el capitalismo? ¿Esta tendencia homogeneizadora obedeció a un interés por evitar construcciones identitarias esencialistas o fue una tendencia generalizada de los movimientos sociales de la época, de subsumir las particularidades por el bien común?”. Habla de recuperar las particularidades y de cómo los textos de las mujeres afrodescendientes han abierto la posibilidad de una discusión diferente. “Pensemos —dice— en un feminismo distinto”. Sitúa el cuerpo, las emociones y la resistencia en el centro de la discusión. Parafrasea a Judith Butler para preguntarse: ¿cuáles son los cuerpos de las mujeres que nos han importado en el movimiento feminista?

Hace algunos años que las discusiones en torno a temas relacionados con el feminismo forman parte de la vida cotidiana, circulan en redes, en los periódicos, en las películas. Así, cada tanto, los temas de la agenda feminista se insertan en lo público. En este debate, la participación de las asistentes discurrió con fluidez, como pocas veces en espacios académicos: ¿Cómo construimos cosas en conjunto? ¿Cuál es el vínculo entre la historia de los feminismos y el futuro de los feminismos con la noción de progreso, de avance, de desarrollo? Las mujeres que estamos aquí nos parecemos muy poco a nuestras tatarabuelas; los hombres se siguen pareciendo mucho a sus tatarabuelos. ¿Por qué los hombres no normalizan el acoso callejero y las mujeres sí? ¿A quiénes queremos ser iguales? ¿De qué nos queremos emancipar? ¿Qué tipo de relaciones queremos construir?

Estoy segura de que quienes asistimos al debate salimos con más preguntas que respuestas. Hay preguntas que no pueden responderse en la inmediatez, que deben ser resultas en colectividad, a través del diálogo con otras. Para eso también nos urge el feminismo.

Un profundo agradecimiento a quienes trabajaron y contribuyeron para hacer posible este conversatorio; en El Colegio de México: Ximena Barri, Laura Flamand, Jenny Flores, Mónica Vargas y el equipo de eventos especiales; en el ccu Tlatelolco de la unam: Sandra Lorenzano y Ricardo Raphael.◊

 


* El testimonio completo de este debate puede verse en https://youtu.be/nwCGWKnZNJY.

 


** MARIANA OLIVER
Es ensayista y estudia actualmente el doctorado en Letras Modernas en la Universidad Iberoamericana.