Los caleidoscopios de la vida intelectual en los tiempos de las vanguardias hispanoamericanas

 

–IVÁN PÉREZ DANIEL*

 


 

Rose Corral, Anthony Stanton y James Valender,
Laboratorios de lo nuevo. Revistas literarias y culturales de México,
España y el Río de la Plata en la década de 1920,
México, El Colegio de México, 2018 (451 pp.).

 

Al nombrar los complejos artefactos que son las revistas literarias de la vanguardia en Hispanoamérica como Laboratorios de lo nuevo, los editores de este volumen asumen el doble desafío de enfocar como objeto de estudio esta peculiar forma de circulación de la palabra escrita y de ensayar nuevas vías de análisis. La metáfora de las revistas como “laboratorios” funciona en la medida en que el volumen insiste en el papel fundamental que desempeñaron las publicaciones periódicas como campos de experimentación de los diversos lenguajes de las vanguardias de la década de 1920 y con ello se avanza en su análisis, ya no únicamente como medio de expresión o vehículo de ideas, teorías y prácticas artísticas y literarias, sino como auténticos “agentes culturales activos”, es decir, como espacios donde “se gesta la vida intelectual” de esos años.

Los editores de esta obra, que reúne 16 estudios, parten de la evidencia de que el lector de hoy cuenta con la posibilidad de acceder a un acervo cada vez mayor de revistas en forma de ediciones facsimilares, antologías y archivos digitales, de modo que este volumen representa un paso adelante en la dilatada labor de desbrozar el camino en la valoración de los estudios literarios de ese vasto universo. Lo que articula en su interior este libro es la iniciativa de leer las revistas, es decir, trascender la etapa meramente documental (sin dejar de señalar la importancia de continuar con su exhumación desde archivos y bibliotecas) y perseverar en los desafíos hermenéuticos que suponen estos objetos por su diversidad y eclecticismo. Por ello, no es fortuito comenzar por la vanguardia, pues se sabe que en la década de 1920 los movimientos iconoclastas en ambas orillas del Atlántico encuentran en el carácter efímero pero eficaz de la revista un medio ideal para enunciar sus programas. Es la época de oro de las revistas. Aunque en principio parezca una limitación, circunscribirse al triángulo geográfico formado por México, España y el Río de la Plata da a los estudios una profundidad necesaria porque evidencia los vínculos históricos entre esos tres vértices, que son, por lo demás, las áreas de especialización de los tres editores. Salen a relucir así los vínculos entre Maples Arce y Borges, y sus respectivas revistas murales: Actual y Prisma; o los ya estudiados lazos entre Borges y el ultraísmo; emerge la figura de Humberto Rivas, quien auspició y produjo revistas en España y en México, o bien las coincidencias entre los miembros de Contemporáneos y la Generación del 27.

Además de dar cabida a estudios sobre revistas poco estudiadas, como la uruguaya La Cruz del Sur, las mexicanas Irradiador, Actual o Sagitario, las españolas Nós y L’Amic de les Arts, los estudios contenidos en este volumen (que en conjunto forman una especie de fresco sobre las literaturas hispanoamericanas de la vanguardia histórica) ponen en funcionamiento diversas propuestas metodológicas para el estudio de estos objetos, lo que me gustaría destacar como principal aporte del libro. La revista obliga a modificar la forma en que leemos la literatura. Por ejemplo, cabe problematizar el concepto habitual de autor, dado que la revista, en cuanto práctica colectiva, exige repensar el peso del talento individual al poner en juego la asociación y la colaboración de varios artistas: desde luego los escritores, pero el formato incluye además considerar a editores, ilustradores, tipografistas e impresores.

Una de las propuestas expresas del libro es hablar, más que de revistas, de proyectos. Las revistas amplían además las nociones de la literatura de una época determinada. Como configuración del lenguaje unida a su coyuntura, a su momento, la labor hermenéutica de sus textos debe extenderse más allá del simple formato de la publicación. El texto de ésta debe volver a situarse en la red de signos que le dio origen y de la que pueden dar cuenta tanto los epistolarios (que también contribuyen a la ampliación de lo conocido sobre un periodo determinado) como las obras individuales de sus autores, además de otras revistas, periódicos y, en fin, la compleja trama de discursos de la que la revista emerge y con la que dialoga. Este ejercicio hermenéutico da como resultado que tengamos una visión más compleja de la literatura de un periodo que si simplemente nos atenemos a la lectura y análisis de las obras individuales (habitualmente reducidas al formato del libro). Por último, parece imprescindible fomentar la investigación colaborativa para obtener por medio de enfoques comparatistas una visión más completa de los intercambios que existieron entre las diversas publicaciones periódicas diseminadas a lo largo del continente. Si algo queda en evidencia en estos estudios es que los propios autores, escritores e intelectuales hispanoamericanos ya habían tendido una amplia red de contactos. Las revistas son testimonio de esos intercambios y para poder interpretarlos adecuadamente es necesario una mirada más amplia que sólo es posible con la participación de varios especialistas a la vez.

Parece emerger como evidencia, luego de la lectura de los estudios reunidos en Laboratorios de lo nuevo, que hay una conexión particular entre las ideas de la vanguardia y la práctica de la revista como tal. Ésta acompaña la ambición de unir la revolución estética a la revolución política, como lo ejemplifica la amplia y pareja distribución de la idea del americanismo que se verificó en las revistas del continente y que puede apreciarse al leer varios de los ensayos del libro. La revista, como práctica y como objeto, se ajusta a la retórica de la actualidad y del presentismo que sirve de motor a la ambición vanguardista: de ahí el gesto tan frecuente en los años veinte de leer y traducir el Ulysses de Joyce tanto en España como en América, como para acelerar por medio de las letras la ansiada modernización de nuestras sociedades, para tratar de llegar más rápido al futuro y a sus promesas de tecnificación total.

En suma, Laboratorios de lo nuevo es un extraordinario aporte a las discusiones aún abiertas sobre la vanguardia en Hispanoamérica y, sin duda, es un avance en la apropiación desde los estudios literarios de ese objeto caleidoscópico que es la revista.◊

 


* IVÁN PÉREZ DANIEL
Es profesor-investigador de la Universidad de Talca, Chile.