El triunfo del resentimiento

Aunque el gobierno de Trump tiene una línea xenófoba muy clara, los problemas raciales ya tenían un anclaje profundo en la sociedad estadounidense. Sin embargo, nos advierte Carlos Galindo, el temor de que las minorías se conviertan en mayorías no es único de los grupos extremos de supremacía blanca.

 

–CARLOS GALINDO*

 


 

Pájaro cuatro aves (detalle) / Arnoldo Ramírez Amaya

Con la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca, se hizo evidente un fenómeno que globalmente nos negábamos a aceptar: el triunfo político de la xenofobia en Estados Unidos. Durante la campaña, e incluso frente a los resultados electorales, diversos académicos y analistas prefirieron atribuir su victoria a factores tales como el desempleo, la pobreza o la desigualdad. Sin embargo, los primeros nombramientos del staff de la Casa Blanca mostraron la relevancia de la agenda antiinmigrante para la nueva administración y, más importante, tras la publicación de los análisis políticos y electorales que específicamente incorporaron variables de resentimiento racial, las explicaciones de corte económico del triunfo de Trump fueron relegadas a un segundo plano.

El nombramiento de Steve Bannon como estratega en jefe de la Casa Blanca fue el caso emblemático de un funcionario del más alto nivel estrechamente vinculado con posturas de extrema derecha y creencias abiertamente xenófobas. Otros casos menos discutidos —pero igualmente relevantes— son Stephen Miller, Julie Kirchner, Mike Pompeo, Kris Kobach, Kellyanne Conway, Lou Barletta y Jeff Sessions, todos ellos con vínculos documentados con organizaciones antiinmigrantes. Más aún, a menos de diez días de asumir la presidencia, Trump expidió órdenes ejecutivas sobre la construcción del muro fronterizo, la supresión de los fondos federales para las “ciudades santuario”, la suspensión del Programa de Admisión de Refugiados y la prohibición de entrada a Estados Unidos a inmigrantes de varios países de Medio Oriente.

En el ámbito académico ya se han publicado análisis que muestran la importancia de la xenofobia como el principal factor determinante en la victoria de Trump. Estos análisis parten de reconocer la dificultad que representa preguntar a las personas sobre sus creencias o posturas posiblemente xenófobas, por lo que utilizan combinaciones de preguntas que permiten estimar niveles de racismo simbólico y de resentimiento racial. Por ejemplo, Sean McElwee y Jason McDaniel utilizaron la siguiente pregunta para medir el “miedo a la diversidad étnica”:

 

Ahora, como usted sabrá, las proyecciones censales muestran que para 2043 los afroamericanos, latinos, asiáticos y otros grupos étnicos y racialmente mezclados llegarán a conformar, en conjunto, la mayoría de la población. Pensando en el probable impacto de este cambio demográfico, cuánto concuerda o desacuerda usted con las siguientes afirmaciones:

– Los estadounidenses aprenderán unos de otros y se enriquecerán al estar expuestos a otras culturas.

– Una fuerza laboral más grande y diversa traerá mayor desarrollo económico.

– Habrá sobredemanda de servicios públicos.

– No habrá trabajos suficientes para todos.

 

La información captada por este tipo de preguntas, y analizada mediante modelos estadísticos en combinación con variables socioeconómicas y preferencias electorales, reveló que los principales factores que determinaron el apoyo a Trump se derivan de percepciones personales de: “discriminación contra los blancos”, “pérdida de empleos frente a las minorías étnicas”, “amenaza frente al creciente número de inmigrantes” y “miedo a la diversidad étnica”. Parafraseando el lema de campaña de Bill Clinton [It’s the economy, stupid!], Philip Klinker escribió: “En conclusión: no es la economía, estúpido. Dados estos resultados, los analistas políticos necesitan entender que el atractivo de Trump tiene poco que ver con factores económicos”.

Frente a este triunfo político de la xenofobia, es muy relevante llamar la atención sobre la redacción específica de la pregunta utilizada para estimar el “miedo a la diversidad” (citada anteriormente). Esta pregunta, y otras similares, afirman que: “las proyecciones censales muestran que para 2043 los afroamericanos, latinos, asiáticos y otros grupos étnicos y racialmente mezclados llegarán a conformar, en conjunto, la mayoría de la población”. Esto es de suma importancia para la reflexión y los debates sobre el quehacer académico y su responsabilidad en el resurgimiento de la xenofobia en Estados Unidos, porque, efectivamente, las proyecciones demográficas muestran que los “blancos” están siendo “reemplazados” por otros grupos “raciales y étnicos”. De ahí que los grupos de extrema derecha griten en sus marchas: “¡Ustedes no nos reemplazarán!” [You will not replace us!].

A primera vista, es verdad que el Buró del Censo de Estados Unidos publica proyecciones demográficas donde se muestra que los “blancos” serán desplazados hacia una posición de “minoría”.1 Centros de investigación o think tanks, tanto “conservadores” como “progresistas”, también elaboran y analizan este tipo de proyecciones. Dos ejemplos bien conocidos son: la Brookings Institution, que publica el trabajo de William Frey,2 profesor de la Universidad de Michigan especializado en “diversidad racial y étnica”; y el Pew Research Center, que incluso mantiene páginas interactivas donde se discute el “lento drama” de la transformación del “tapiz racial” de Estados Unidos.3 Éstos son sólo algunos ejemplos de una vasta producción académica y gubernamental relacionada con la “transformación demográfica” de Estados Unidos.

No obstante, al revisar con calma estas proyecciones, se descubre que han sido predecesoras emblemáticas de esta nueva época de posverdad, porque es mentira que exista una “raza blanca” que está siendo “reemplazada” por otros “grupos raciales”. No hay evidencia biológica ni genética que brinde sustento a la supuesta división de “razas humanas”. En todo caso, las “razas” son construcciones sociopolíticas dependientes de contextos culturales (por lo que cambian constantemente). De forma que, el único lugar en el que las “razas” existen y pueden ser “reemplazadas” es en el imaginario colectivo. Sobre este tema, la Asociación Americana de Antropología emitió, desde 1998, la siguiente Declaratoria:4

 

En Estados Unidos, tanto los académicos como el público en general han sido condicionados para considerar las razas humanas como divisiones excluyentes y naturales de la especie humana, basándose en diferencias físicas visibles. Sin embargo, con la vasta expansión del conocimiento científico en este siglo, se ha vuelto evidente que las poblaciones humanas no están demarcadas de manera clara e inequívoca en grupos biológicos distintos. Evidencia proveniente de análisis genéticos (p. ej., dna) indica que la mayor parte de la variación física, cerca de 94%, ocurre dentro de los llamados grupos raciales […] Luego entonces, el concepto “raza” evolucionó como una cosmovisión, como un conjunto de prejuicios que distorsiona nuestras ideas acerca de las diferencias humanas y los comportamientos de grupo. Las creencias raciales constituyen mitos acerca de la diversidad en la especie humana y, acerca de las habilidades y comportamientos de las personas homogeneizadas dentro de categorías “raciales”.

 

Esta realidad nos impone una enorme responsabilidad.5 Frente al resurgimiento de la xenofobia y del racismo, tanto en Estados Unidos como en varios países de Europa, es necesario abrir un diálogo riguroso en torno a las añejas convenciones académicas que están impulsando este fenómeno (y los usos políticos de las mismas). ¿La comunidad académica, en general, debe refutar activamente los nuevos mitos racistas? ¿Debemos posicionarnos ante los triunfos políticos de la xenofobia? ¿La ética académica nos impone roles de observación pasiva o de resistencia activa? ¿Cuáles son las responsabilidades específicas de cada gremio académico frente al resurgimiento del racismo? ¿Así como ocurrió con la eugenesia en el siglo pasado, qué saberes, prácticas y responsabilidades actuales serán enjuiciados por la Historia?◊

 


1 US Census Bureau, “Projections of the Size and Composition of the US Population: 2014 to 2060”, Population Estimates and Projections, Estados Unidos, 2015.

2 Disponible en: ir al enlace, consultado en diciembre de 2017.

3 Disponible en: ir al enlace, consultado en diciembre de 2017.

4 Disponible en: ir al enlace, consultado en diciembre de 2017.

5 Para una discusión más amplia sobre esta responsabilidad, consultar: C. Galindo, “Divide et Impera: la demografía racial de Estados Unidos”, tesis doctoral, México, unam, 2017, disponible en: ir al enlace.

 


* CARLOS GALINDO
Es investigador del Instituto Belisario Domínguez del Senado de la República.