Desigualdad, raza y etnia en dos ciudades capitales: Ciudad de México y Washington D.C.

Dedicada en años anteriores a estudios comparativos de ciudades de Latinoamérica, esta vez Martha Schteingart compara el Norte con el Sur y nos muestra, en forma resumida, aspectos de sus estudios más recientes sobre Washington, D.C., y la Ciudad de México, dos metrópolis aparentemente muy distintas en las que, sin embargo, el fenómeno de ser pobre y pertenecer a las minorías raciales o étnicas se presenta por igual.

 

–MARTHA SCHTEINGART*

 


 

Introducción

 

Este trabajo es parte de una investigación más amplia realizada en los dos últimos años (Schteingart, 2018). Muy pocas comparaciones entre países del Norte y del Sur se han llevado a la práctica sobre la temática que anuncia su título, a pesar de que a partir de ellas puede obtenerse una visión distinta de lo que ocurre en cada sociedad urbana, logrando conclusiones que no podrían surgir del análisis de un solo caso. Comenzamos mostrando cómo en ambos países, y a pesar de su diferente grado de desarrollo económico, existen factores comunes importantes que tienen que ver con un gran aumento de la desigualdad social. Los trabajos de Stiglitz (2015), para Estados Unidos, y de Oxfam y Esquivel (2014), para México, muestran que el primero ha alcanzado el nivel más alto de desigualdad entre los países avanzados (y que no había tenido una concentración del ingreso tan elevada desde la Gran Depresión de los años treinta), mientras que México ocupa el lugar 107 de un total de 132 países: 80% de los otros casos comparados tienen menor desigualdad.

En Estados Unidos se ha dado un crecimiento importante de las minorías raciales o étnicas y, además, es un país con una larga historia de discriminación con respecto a los grupos afroamericanos, que han pasado de la esclavitud a la segregación total, y luego a una integración limitada y lenta dentro de la sociedad. Esto puede verse con claridad en el caso de Washington o del llamado Distrito de Columbia, cuya población provenía de Maryland y Virginia, estados con plantaciones que tenían más de la mitad de la población esclava del país en la época del primer censo de 1790, y que se transformó, alrededor de 1900, en el centro más importante de la civilización negra americana (Ruble, 2012).

Por esta razón, es muy relevante incorporar al estudio de la desigualdad la cuestión de la fuerte presencia de grupos afroamericanos, en el caso de Washington; y, si bien en México el tema de la desigualdad ha estado más vinculado a las clases sociales, hemos explorado lo que sucede con la presencia indígena en la ciudad y su relación con la desigualdad social y la pobreza.

 

Distribución de los grupos sociales, raciales y étnicos en el espacio urbano

 

Mientras en las ciudades norteamericanas —y en Washington, nuestro caso de estudio— los sectores más pobres se han concentrado en la zona más central de la metrópoli, en las ciudades latinoamericanas —y en la Ciudad de México, en particular— las áreas más pobres se encuentran en la periferia, donde han proliferado los asentamientos irregulares y algunos desarrollos de vivienda social realizados con apoyo de financiamiento público. Sin embargo, muchos autores han mostrado que en los últimos años se ha estado dando una suburbanización de los sectores pobres en muchas ciudades de la Unión Americana y, aunque la pobreza suburbana no es necesariamente mejor o peor que la existente en zonas más centrales, algunos residentes suburbanos que viven en pobreza pueden sufrir mayores limitaciones para encontrar empleo, problemas grandes de transporte, más falta de acceso a servicios sociales y complicaciones para enfrentar diferentes cuestiones vinculadas a su condición de pobres (Kneebone E. y A. Berube, 2013).

¿Cómo se relaciona esta distribución con la presencia de grupos raciales y étnicos? Por ejemplo, en las unidades llamadas wards, en que se divide el Distrito de Columbia, existe una gran coincidencia entre la presencia de afroamericanos y el porcentaje de pobres; así, la unidad que tiene 5.6% de población negra presenta sólo 9.8% de pobres, mientras que en aquélla con una gran presencia de afroamericanos (de 94%) la proporción de pobres asciende a 37%. Esas mismas diferencias se dan también, a nivel más general, en otras ciudades del país. Por su parte, nuestros estudios sobre la Ciudad de México han mostrado que la homogeneidad de los grupos más pobres en las zonas más periféricas es mucho mayor que la combinación de estratos con ingresos altos o medios en las áreas centrales. Esta gran homogeneidad de amplias zonas periféricas habitadas por los pobres implica una mayor segregación para los mismos y peores condiciones de vida, ya que cuanto mayor es la homogeneidad de las grandes áreas que viven en pobreza, mayores son las distancias a los lugares de trabajo, o a los centros con servicios o equipamientos de mejor calidad. Esto incrementa los sentimientos de exclusión e impide el surgimiento de redes sociales que podrían contribuir a una mejora de las condiciones de vida (Rubalcava y Schteingart, 2012).

Al analizar la presencia indígena en las unidades político-administrativas de la Zona Metropolitana de la Ciudad de México (zmcm), a partir del Catálogo de Localidades Indígenas del 2010, pudimos comprobar que en la Ciudad de México (cdmx) existen ciertas coincidencias, sobre todo para los casos extremos, como Milpa Alta, Xochimilco, Iztapalapa y Tláhuac, que tienen los porcentajes más altos de pobres (entre 36 y 51%) y los mayores porcentajes de indígenas, mientras que las unidades con menor pobreza presentan también porcentajes bajos de indígenas (alrededor de 2%). En los municipios conurbados del Estado de México, donde los porcentajes de pobres son bastante más altos, en los tres casos de mayor presencia indígena —Chimalhuacán, Valle de Chalco Solidaridad y La Paz—, las proporciones de pobres también son superiores a 50% y, en general, mayores a las del resto de las unidades. Este análisis, de carácter exploratorio, no se sostiene como en el caso de Washington, donde la presencia afroamericana es mucho más fuerte y la definición de ese grupo más clara. En la Ciudad de México los porcentajes de indígenas son bajos (aproximadamente, entre 2 y cerca de 10%) en las diferentes unidades analizadas, lo cual no significa que la presencia indígena no tenga consecuencias importantes que valga la pena analizar.

 

Gentrificación, discusiones acerca del racismo y la etnicidad

 

Los procesos de suburbanización de los negros pobres también se relacionan muy claramente, en el caso de Washington, con el tema de la gentrificación. Después de décadas en las que la burguesía blanca migró a la periferia, jóvenes profesionales blancos, muchos de ellos contratados por el gobierno federal con altos salarios, volvieron a la ciudad que sus antecesores habían dejado, y un número importante de desarrolladores convirtieron edificios de departamentos en mal estado en condominios, mientras que los compradores individuales restauraron casa por casa en las áreas deterioradas. Con la llegada de una población de altos recursos, los precios de las viviendas aumentaron de manera impresionante y, mientras algunos celebraban este proceso, otros dejaron claro que éste provocó un desplazamiento sin precedentes de miles de pobres que rentaban sus casas. Autores como Myers y Derek (2015: 108-127) mostraron que la población pobre negra que alquilaba su vivienda fue desplazado por una población blanca de mayores ingresos; además del enfrentamiento entre blancos afluentes y negros de escasos recursos, que al final no pudieron pagar las rentas exigidas en el momento, hubo normas que prohibieron dar créditos para la vivienda a las familias negras: “los que de alguna manera han sufrido las consecuencias de estos cambios han manifestado que los agentes inmobiliarios, los desarrolladores, los dueños de casas y terrenos, y los nuevos residentes se han aprovechado del histórico subdesarrollo de las comunidades negras para hacer dinero a partir de sus viviendas” (Myers y Derek, 2015).

La claridad con que puede observarse, en el caso de Washington, la relación entre los procesos descritos tiene que ver en parte con el tamaño de la ciudad. No ocurre lo mismo con la Ciudad de México, que es mucho más grande y el principal centro económico del país. El Distrito de Columbia, la capital de la Unión Americana, es casi 13 veces menos populosa que la cdmx y presenta sólo 11% de la población total de la Zona Metropolitana, que es más de tres veces menor que la zmcm.

En la Unión Americana, la discusión sobre el racismo ha sido bastante frecuente y ha involucrado a académicos, políticos y defensores de los derechos humanos por la importancia que ha tenido la presencia afroamericana en esa sociedad y por el hecho de que un país que se considera una auténtica democracia haya tenido una población esclava durante siglos y luego no haya podido evitar la gran desigualdad de esos grupos con respecto a la población blanca. Tanto los textos clásicos de Franklin (1991) como los de Wilson (1987) hacen una distinción entre los análisis de los liberales y los de los conservadores, aunque muestran coincidencias en algunos aspectos comunes. Esas tendencias parecen haber fallado en la consideración de la relación entre raza y clase, sobre todo por no haber podido proponer políticas adecuadas para esos grupos raciales, lo que ha dejado claro, por lo demás, que los grupos conservadores frenaron más directamente el avance social de las familias negras, tanto en un nivel general como en los guetos centrales de las ciudades.

Hasta no hace muchos años, cualquier referencia al racismo en América Latina se hacía para constatar que se trataba de un tema tabú; sin embargo, más recientemente pudo comprobarse un creciente reconocimiento de su presencia, en parte debido a las luchas de los pueblos indios y negros y en parte a las investigaciones que han mostrado su vigencia en la realidad (Castellanos, 2001: 165-166). En Hiernaux (2000) se presentan algunos datos interesantes acerca de por qué los indígenas han migrado a la Ciudad de México y cuáles han sido sus problemas para interactuar en la ciudad. Muchas veces la falta de dominio del español ha representado una limitante y el acceso al trabajo se ve condicionado por ese factor (sólo menos de 15% de los entrevistados en la encuesta que se presenta en esa obra hablaba bien esa lengua). Estas deficiencias existían a pesar de que se daba su paso por la escuela primaria. Como consecuencia, la inserción de los indígenas en el ámbito laboral se produce en trabajos que requieren poca calificación, pasando de ser campesinos en su lugar de origen a tener ocupaciones tales como las de trabajadores domésticos, guardias de seguridad, peones en la construcción, con baja remuneración económica. Estos grupos sufren constantemente rechazo y vejaciones por sus condiciones culturales y económicas y, a pesar de que en estos casos las discusiones giran más alrededor del tema de la pertenencia a cierta clase social, el tema de la discriminación étnica no deja de estar presente. Otros trabajos (Oemichen, 2003: 315-360) también han puesto en evidencia que los migrantes indígenas a la zmcm han tenido una integración conflictiva que deriva en el establecimiento de fronteras étnicas. Para dar cuenta de ello, mi investigación analiza la experiencia de adaptación de grupos mazahuas a la gran ciudad y muestra cómo no podían utilizar el equipamiento urbano como cualquier otro habitante de la ciudad.

 

Conclusiones comparativas

 

En los dos casos analizados vimos grandes diferencias históricas tanto en los procesos de suburbanización como en los esquemas generales de distribución de los grupos sociales en el espacio, aunque es importante aclarar que los mapas que en general se utilizan no revelan todavía los cambios que han estado sucediendo en los últimos años en la Unión Americana. Éstos han estado vinculados a procesos de gentrificación, como vimos para Washington, y también a cambios demográficos, a la reducción de la inseguridad en los centros de las ciudades y a la existencia de nuevas tecnologías en la producción del marco construido.

¿Cómo podemos interpretar las grandes desigualdades en un país de mayor desarrollo como Estados Unidos, al compararlas con las referidas en el caso mexicano? Mostramos que en el primero de estos países —tal como lo ha señalado Stiglitz— ha aumentado muchísimo la desigualdad en la distribución del ingreso y que, entre los países desarrollados, es el que está en peores condiciones. Al comparar la proporción de pobres de este caso con la del caso mexicano, vemos que es mucho menor. Sin embargo, es de notar que la mayor economía del mundo no ha logrado que grandes sectores de su población negra, y no sólo los migrantes más recientes, salgan de la pobreza. Como hemos comentado ya, los afroamericanos de Washington han sido desplazados a la periferia, donde frecuentemente sus condiciones de vida se han tornado más difíciles. En cuanto a las desigualdades, en general podemos concluir que existen diferencias entre los dos casos, ya que los porcentajes de pobres por unidad político-administrativa oscilan entre casi 10 y 37% para Washington, y entre 3 y 51% para la Ciudad de México. A pesar de que tiene menores niveles de pobreza, por comparación con los municipios conurbados y otros estados de la República, la Ciudad de México presenta una de las mayores desigualdades en el país.◊

 


Bibliografía

 

Castellanos Guerrero, Alicia, “Notas para estudiar el racismo hacia los indios de México”, Papeles de Población, vol. 7, núm. 28, abril-julio, pp. 165-179, México, Universidad Autónoma del Estado de México, 2001,

Esquivel, Gerardo, “Desigualdad extrema en México: concentración del poder económico y político”, Reporte de Oxfam, 23, México, 2015.

Franklin, Raymond, Shadows of Race and Class, Minneapolis, University of Minnesota Press, 1991.

Hiernaux-Nicolas, Daniel, Metrópoli y etnicidad. Los indígenas en el Valle de Chalco. Estado de México, México, El Colegio Mexiquense, 2000.

Kneebone, Elizabeth, y Alan Berube, Confronting Suburban Poverty in America, Washington D.C., Brookings Institution, 2013.

Myers, Cris, y G. Derek, “Gentrification and Displacement in Washington D.C., 1920-2014, en Hyra Derek y Sabiyha Prince (eds.), Capital Dilemma, Nueva York, Routledge, 2016, pp. 107-136.

Oemichen, Cristina, “Relaciones interétnicas en la Ciudad de México”, en Alicia Castellanos (comp.), Imágenes del racismo en México, México, Plaza y Valdez, 2003, pp. 315-360.

Rubalcava, Rosa M. y Martha Schteingart, Ciudades divididas: desigualdad y segregación social en México, México, El Colegio de México, 2012.

Ruble, Blair, Washington’s U Street. A Biography, Estados Unidos, Woodrow Wilson Centre Press/Johns Hopkins University Press, 2012.

Schteingart, Martha, A Comparative Study of Mexico City and Washington D.C. Poverty, Suburbanization, Gentrification and Public Policies in Two Capital Cities and Their Metropolitan Areas, Estados Unidos, Woodrow Wilson Center, 2018, disponible en <https://www.wilsoncenter.org/sites/default/files/ a_comparative_study_of_mexico_city_and_washington_d.c.pdf>.

Stiglitz, Joseph, “Inequality in America: A Policy Agenda for a Stronger Future”, Annals of the American Political and Social Science, enero, 2015, pp. 8-20.

Wilson, William Julius, The Truly Disadvantaged. The Inner City, the Underclass and Public Policy, Estados Unidos, The University of Chicago Press, 1987.

 


* MARTHA SCHTEINGART
Es profesora-investigadora en el Centro de Estudios Demográficos, Urbanos y Ambientales de El Colegio de México.